El trabajo en grupos semiautónomos y el trabajo en equipo son dos formas de participación directa de los trabajadores de un centro en las decisiones relacionadas con su actividad, a diferencia del trabajo que desempeñan los grupos responsables de proyectos conjuntos, cuya participación se configura fuera de la línea jerárquica. La diferencia principal entre estas dos modalidades radica en el grado de autonomía de que disponen los miembros del equipo o del grupo al organizar su labor. Se ha hecho una utilización intensiva de los grupos semiautónomos en Escandinavia, aunque recientemente se ha vuelto a un planteamiento más tradicional. En otras partes de Europa también se ha experimentado el sistema.
Mientras que el número de experimentos basados en el trabajo de los grupos semiautónomos es cada vez menor, el trabajo en equipo se extiende con rapidez en todos los países occidentales. El grado de autonomía asignado a un equipo varía enormemente de una empresa a otra. Su estructura también difiere. En muchos países, los jefes de equipo suelen ser desig- nados por la dirección, pero en algunos (p. ej., Alemania) son elegidos a menudo por sus compañeros de trabajo. Es frecuente que la creación de equipos coincida con cambios significativos en el papel desempeñado por los supervisores de primera línea; éstos tienden a asumir una mayor responsabilidad en cuanto al asesoramiento de los miembros de los equipos y en el ámbito de la comunicación vertical y horizontal, pero dejan de ejercer su función de control. Las empresas han puesto de manifiesto un interés cada vez mayor por el trabajo en equipo, ya que suele facilitar la mejora de las cualificaciones de los trabajadores y amplía la gama de tareas que realizan, permitiendo así una mayor flexibilidad en los procesos productivos. No obstante, este sistema recibe en ocasiones la crítica de los trabajadores por considerarlo un medio de inducirles a trabajar más “voluntaria- mente”, al sustituir el control de la dirección por la presión ejercida por los compañeros.
Mientras que el número de experimentos basados en el trabajo de los grupos semiautónomos es cada vez menor, el trabajo en equipo se extiende con rapidez en todos los países occidentales. El grado de autonomía asignado a un equipo varía enormemente de una empresa a otra. Su estructura también difiere. En muchos países, los jefes de equipo suelen ser desig- nados por la dirección, pero en algunos (p. ej., Alemania) son elegidos a menudo por sus compañeros de trabajo. Es frecuente que la creación de equipos coincida con cambios significativos en el papel desempeñado por los supervisores de primera línea; éstos tienden a asumir una mayor responsabilidad en cuanto al asesoramiento de los miembros de los equipos y en el ámbito de la comunicación vertical y horizontal, pero dejan de ejercer su función de control. Las empresas han puesto de manifiesto un interés cada vez mayor por el trabajo en equipo, ya que suele facilitar la mejora de las cualificaciones de los trabajadores y amplía la gama de tareas que realizan, permitiendo así una mayor flexibilidad en los procesos productivos. No obstante, este sistema recibe en ocasiones la crítica de los trabajadores por considerarlo un medio de inducirles a trabajar más “voluntaria- mente”, al sustituir el control de la dirección por la presión ejercida por los compañeros.
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