Algunos observadores consideran las formas de copropiedad de los trabajadores y de representación de éstos en los órganos empresariales como expresiones de su participación. En Alemania y los países escandinavos, entre otros, los trabajadores tienen una participación indirecta a nivel empresarial mediante la inclusión de sus representantes en los órganos de supervisión. Para ello se incorporan representantes de la plantilla a la estructura tradicional de gestión, en la que se encuentran en minoría (aunque, en ocasiones, amplia, como en el caso de Alemania). No existe necesariamente una participación en la gestión activa de la empresa, y los representantes de los trabajadores tienen la misma consideración que otros miembros de los órganos de dirección. Esto significa que deben velar, en primer lugar, por los intereses empresariales y que están vinculados por el mismo deber de confidencialidad que los demás miembros. No obstante, su participación en los órganos de dirección puede facilitar el acceso a información adicional y varios sindicatos han solicitado la concesión del derecho a incluir sus representantes en los mismos. Este fenómeno se observa actualmente en Europa oriental y occidental y en América del Norte, pero sigue siendo infrecuente en el resto del mundo.
Otra forma de participación de los trabajadores se basa en la posesión de acciones en las empresas. En ocasiones, consiguen reunir el capital suficiente para adquirir empresas que, de otra forma, desaparecerían del mercado. La explicación de este tipo de situaciones consiste en que un trabajador que se identifica económicamente con su empresa trabajará más para contribuir a su éxito. Este sistema presenta variaciones importantes, debidas a la forma de participación (derechos a obtener el rendi- miento del capital invertido o derechos de control), al grado de ésta (cuantía y periodificación de los beneficios) y a las razones que subyacen a la participación financiera. En cualquier caso, estas prácticas se concentran mayoritariamente en Europa y América del Norte. Ahora bien, si las cooperativas se consideran una forma más de participación, la noción de los trabajadores como accionistas interesados en la eficacia de su trabajo está mucho más generalizada en todo el mundo. Sería interesante analizar en qué medida la propiedad de una empresa o de acciones de la misma por parte de los trabajadores afecta al nivel de salud y seguridad en el lugar de trabajo.
Otra forma de participación de los trabajadores se basa en la posesión de acciones en las empresas. En ocasiones, consiguen reunir el capital suficiente para adquirir empresas que, de otra forma, desaparecerían del mercado. La explicación de este tipo de situaciones consiste en que un trabajador que se identifica económicamente con su empresa trabajará más para contribuir a su éxito. Este sistema presenta variaciones importantes, debidas a la forma de participación (derechos a obtener el rendi- miento del capital invertido o derechos de control), al grado de ésta (cuantía y periodificación de los beneficios) y a las razones que subyacen a la participación financiera. En cualquier caso, estas prácticas se concentran mayoritariamente en Europa y América del Norte. Ahora bien, si las cooperativas se consideran una forma más de participación, la noción de los trabajadores como accionistas interesados en la eficacia de su trabajo está mucho más generalizada en todo el mundo. Sería interesante analizar en qué medida la propiedad de una empresa o de acciones de la misma por parte de los trabajadores afecta al nivel de salud y seguridad en el lugar de trabajo.
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