lunes, 13 de mayo de 2013

TECNOLOGIAS GLOBALIZADORAS Y TRANSFORMACION DEL TRABAJO (III)

En el ámbito militar, la respuesta rápida se utilizó para producir sistemas de armamento innovadores durante la Guerra del Golfo. En la industria, se ha utilizado en la producción de pantalones vaqueros y otros artículos de venta al por menor. En el sector de los servicios, se ha aplicado a la prestación de asis- tencia sanitaria a la comunidad cuando los recortes del gasto público han dado lugar al cierre de hospitales y a la reducción o la eliminación de servicios institucionales. Mediante las técnicas de RR, lo que funcionaba como una serie de fases o activi- dades independientes desarrolladas en uno o dos lugares institucionales, se ha convertido en una interacción fluida de fases concurrentes y acciones diferenciadas que se llevan a cabo en un conjunto de lugares distintos. No obstante, todas estas fases y acciones están coordinadas a través de redes electrónicas y sistemas centralizados de gestión de la información. Antes, las personas y los grupos de trabajo se ocupaban de la coordinación
y la integración necesarias en los diferentes lugares de trabajo; ahora, el software de sistemas une y gestiona las conexiones. Agilidad es el término utilizado para describir aquello que presta la fluidez necesaria a las acciones sobre el terreno. La agilidad se considera la fase final de la reingeniería del proceso productivo mediante la utilización de las comunicaciones infor- máticas. La reestructuración comenzó con la integración de subsistemas automatizados para crear sistemas operativos semi- cibernéticos de mayor tamaño. Este proceso recibió el nombre de fabricación integrada por ordenador. A medida que los sistemas que intervienen en esta fase fueron ampliándose regularmente para incluir subcontratistas y proveedores en las redes operativas de las empresas, dicho proceso dió paso a la fabricación just in time, que constituye el “eje” del cambio de paradigma y en la que el sistema de producción, sometido a la reingeniería, se ha trans- formado (o “mutado”) en un nuevo concepto del proceso productivo, sensible al tiempo. Con la adopción de la produc- ción ajustada, como también se ha denominado, la prioridad pasó de la integración de maquinaria en este nuevo proceso a la integración de las personas que gestionaban los sistemas. Los círculos de calidad, la gestión de la calidad total y otros programas de “formación cultural” instruyeron a los trabaja- dores para que se identificaran con los objetivos de producti- vidad y competitividad de la dirección y contribuyeran a un ajuste constante del proceso productivo con el fin de alcanzar esos objetivos. A principio del decenio de 1990, los ajustes se orientaron cada vez más a la armonización de las operaciones conforme a normas y subsistemas normalizados. Asimismo, dejó de concederse prioridad a la flexibilidad y a la capacidad de intercambio en instalaciones de producción locales y se prestó mayor atención a la capacidad de intercambio entre instala- ciones integradas en redes a escala mundial. El objetivo de la agilidad, que estaba aún por materializar a mediados del decenio de 1990, consistía en la distribución flexible del trabajo entre un conjunto organizado de lugares de trabajo conectados
(y conectables directamente) con la autopista de la información. El objetivo asociado con éste era la creación y utilización de un conjunto mundial de mano de obra situada en todas partes, desde fábricas automatizadas, talleres, clínicas y oficinas hasta hogares particulares, sótanos, garajes y camiones.

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