Es de subrayar que ésta no es la primera vez que se ha tomado este tipo de iniciativa en Norteamérica. Como conse- cuencia del informe elaborado en 1981 por la Comisión conjunta de investigación de las administraciones federal y provincial de Ontario sobre la seguridad en las minas e instala- ciones mineras, se recomendó la creación de una base de datos que:
• formulase definiciones claras e inequívocas de los accidentes que se deben incluir
• elaborase un perfil de cada accidente notificable (cómo, cuándo, dónde, por qué, gravedad de la lesión, etc.) y de cada trabajador (edad, sexo, clase de trabajo, tiempo en el empleo, etc.)
• facilitase información básica de las características de la pobla- ción activa en su conjunto (por ejemplo, niveles de cualifica- ción, de formación y de experiencia), junto con información sobre los niveles de producción, las horas de trabajo, etc.
En la interpretación de las estadísticas disponibles, se debe hacer hincapié en los índices definidos como umbrales de tiempo de baja laboral, y conceder un mayor peso a los índices
menos sujetos a la influencia de factores socioeconómicos (Léger
y Macun 1990).
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