Desde hace algún tiempo se sabe que los metales y los compuestos organometálicos tóxicos, como el aluminio, antimonio, arsénico inorgánico, berilio, cadmio, cromo, cobalto, plomo, alquil plomo, mercurio metálico y sus sales, compuestos de mercurio orgánico, níquel, selenio y vanadio, presentan riesgos potenciales para la salud de las personas expuestas. En algunos casos se han realizado estudios epidemiológicos sobre las relaciones existentes entre dosis interna y efecto/respuesta resultante en los trabajadores expuestos profesionalmente, lo que ha permitido proponer valores límite biológicos basados en consideraciones de salud (véase la Tabla 27.1).
Uno de los problemas que plantea la determinación precisa y exacta de los metales en los materiales biológicos consiste en que las sustancias metálicas de interés suelen estar presentes en concentraciones muy bajas. Cuando el control biológico adopta la forma de toma de muestras y análisis de orina, como ocurre a menudo, se suele realizar en muestras “puntuales”; por tanto, suele ser aconsejable la corrección de los resultados según la dilución de la orina. La expresión de los resultados por gramo de creatinina es el método de estandarización más utilizado. Los análisis realizados en muestras de orina demasiado diluida o demasiado concentrada no son fiables y se deben repetir.
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