sábado, 28 de julio de 2012

Aluminio

En la industria, los trabajadores pueden verse expuestos a compuestos de aluminio inorgánico por inhalación y, posible- mente, también por ingestión de polvo que lo contenga. El aluminio se absorbe mal por vía oral, pero su absorción aumenta con la ingesta simultánea de citrato. La tasa de absorción del aluminio depositado en el pulmón es desconocida; la biodisponi- bilidad probablemente dependa de las características fisicoquí- micas de la partícula. La orina es la principal vía de excreción del aluminio absorbido. La concentración de aluminio en el suero y en la orina está determinada tanto por la intensidad de una expo- sición reciente como por la cantidad total de aluminio corporal. En las personas no expuestas por su trabajo, la concentración sérica de aluminio suele ser inferior a 1 g/100 ml y en la orina rara vez supera los 30 g/g de creatinina. En los sujetos con función renal normal, la excreción urinaria de aluminio es un indicador más sensible de exposición que su concentración en suero/plasma.
Datos en soldadores sugieren que la cinética de la excreción de aluminio por la orina implica un mecanismo de dos pasos, el primero con un semiperíodo biológico de unas ocho horas. En los trabajadores que han estado expuestos durante varios años se produce una cierta acumulación del metal en el organismo; las concentraciones de aluminio en suero y en orina son sensibles también a la cantidad total de aluminio corporal. El aluminio se almacena en varios compartimientos del organismo y se excreta de ellos a diferentes velocidades a lo largo de muchos años. También se ha encontrado una elevada acumulación de aluminio en el organismo (hueso, hígado, cerebro) de pacientes con insuficiencia renal. Los pacientes sometidos a diálisis presentan riesgo de toxicidad ósea y/o de encefalopatía cuando su concentración sérica de aluminio supera crónicamente los
20 g/100 ml, aunque es posible detectar signos de toxicidad a concentraciones aún más bajas. La Comisión de las Comuni- dades Europeas ha recomendado que, para prevenir la toxicidad por aluminio, la concentración plasmática del mismo nunca supere los 20 g/100 ml; una cifra superior a 10 g/100 ml hace aconsejables un control y una vigilancia de la salud más frecuentes, y una concentración superior a 6 g/100 ml ha de ser considerada como signo de aumento excesivo de la cantidad de aluminio corporal.

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