martes, 16 de abril de 2013

Mercurio metálico y sus sales inorgánicas

La principal ruta de captación del mercurio metálico es la inhala- ción. La absorción gastrointestinal es despreciable. Las sales de mercurio inorgánico pueden ser absorbidas a través de los pulmones (inhalación de aerosol de mercurio inorgánico), o por el tracto gastrointestinal. Es posible la absorción cutánea de mercurio metálico y de sus sales inorgánicas.
El semiperíodo biológico del mercurio es del orden de dos meses en el riñón, pero mucho más prolongado en el sistema nervioso central.
El mercurio inorgánico se excreta principalmente por las heces y la orina. También se excretan pequeñas cantidades por las glándulas salivares, lacrimales y sudoríparas. En condiciones de exposición crónica existe, al menos a nivel de grupo, una relación entre la intensidad de la exposición reciente al vapor de mercurio y la concentración de mercurio en sangre u orina. Las primeras investigaciones, durante las cuales se utilizaron mues- tras estáticas para controlar el aire de las salas de trabajo en general, demostraron que una concentración promedio de mercurio-aire (Hg-aire) de 100 g/m3 corresponde a unos niveles promedio de mercurio en sangre (Hg-S) y en orina
(Hg-U) de 6 g Hg/100 ml y de 200 a 260 g/l, respectiva- mente. Observaciones más recientes, en particular las que evalúan la contribución del microambiente externo próximo a las vías respiratorias de los trabajadores, indican que la relación de mercurio en aire (g/m3)/orina (g/g creatinina)/sangre
(g/100 ml) es de aproximadamente 1/1,2/0,045.
Diversos estudios epidemiológicos en trabajadores expuestos a vapor de mercurio han demostrado que, para la exposición prolongada, los niveles de efecto crítico de Hg-U y de Hg-S son de unos 50 g/g de creatinina y de 2 g/100 ml, respectivamente.
Sin embargo, algunos estudios recientes parecen indicar que ya es posible observar signos de efectos adversos sobre el sistema nervioso central o sobre el riñón con un nivel urinario de mercurio inferior a 50 g/g de creatinina.
Los niveles normales en orina y en sangre suelen ser inferiores
a 5 g/g de creatinina y a 1 g/100 ml, respectivamente. Estos valores pueden variar en función del consumo de pescado y del número de empastes dentarios con amalgama de mercurio.


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