La colaboración entre los interlocutores sociales es imprescindible para el éxito de los programas de prevención de las lesiones y enfermedades relacionadas con el trabajo. La solución ideal consiste en crear un comité paritario que investigue los problemas, diseñe programas destinados a abordarlos y supervise su aplicación.
Ocurre con demasiada frecuencia, sin embargo, que esta cola- boración resulta imposible o difícil si las relaciones de la empresa con el sindicato son particularmente antagónicas. Las empresas se oponen a veces a la “intromisión” del sindicato en el funcionamiento y la actividad del lugar de trabajo, y se mues- tran reticentes frente al movimiento sindical en la medida en que éste sensibiliza a los afiliados respecto a los posibles peligros del centro de trabajo y les estimula a reclamar indemnizaciones por enfermedad o accidente de trabajo en casos que considera insuficiente o erróneamente fundados. Por su parte, los sindi- catos se sienten frecuentemente obligados a adoptar una postura “agresiva” frente a lo que consideran falta de interés de la empresa.
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