Aunque la situación puede ser bastante compleja, con frecuencia no lo es. Muchas de las valiosas contribuciones a la identificación de peligros profesionales han sido realizadas por estudios en los que simplemente se ha utilizado el sentido común para evaluar la exposición. Las fuentes de información que pueden ser útiles para identificar y categorizar las exposiciones son:
1. Encuestas a los trabajadores.
2. Registros del personal y de la producción (registros del trabajo, descripción de los puestos de trabajo, historias de las instalaciones y de los procesos e inventarios químicos).
3. Opinión de los expertos.
4. Registros de higiene industrial (muestras de área, personal y superficies, vigilancia para asegurar el cumplimiento de las normas, informes detallados de encuestas y peligros para la salud).
5. Encuestas con trabajadores veteranos o jubilados.
6. Datos del control biológico.
La descripción más detallada posible de las exposiciones indi- viduales ofrece una serie de ventajas. Es evidente que la probabi- lidad de éxito de un estudio aumentará en la medida en que las exposiciones de interés se describan correctamente. En segundo lugar, la credibilidad de los resultados aumenta cuando se controla mejor la posibilidad de confusión. Por ejemplo, los controles y los casos expuestos difieren en su situación de exposi- ción, pero pueden diferir también en otros factores, medidos o no, que expliquen la enfermedad de interés. Sin embargo, cuando puede establecerse un gradiente de exposición en la población del estudio, es menos probable que persista el mismo grado de confusión en los subgrupos expuestos, reforzando así los resultados globales del estudio.
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