Las fuentes de datos existentes son los estudios de casos, muchos de ellos realizados por sindicatos y grupos de mujeres. Sus metodologías pueden no ser uniformes. No obstante, sus resultados indican una pauta específica. En todos los casos registrados a finales del decenio de 1980 y principios del de 1990, los sistemas informáticos no se aplicaron para mejorar lo que hacían las personas, sino para sustituirlas o reducir y controlar sus actividades (Menzies 1989). La informatización a gran escala
no sólo dio lugar a despidos, sino que, además, el personal a jornada completa fue sustituido por trabajadores a tiempo parcial o temporales en diversos sectores y profesiones. A juzgar por los datos disponibles, sobre todo los de estudios basados en entrevistas, parece claro que fue la simplificación informática del trabajo (especialmente, en lo que se refiere a la utilización del software para tareas de administración, planificación y gestión), lo que permitió sustituir al personal a jornada completa por trabajadores a tiempo parcial o trasladar la realización de tareas, de los trabajadores de la empresa a los usuarios no remunerados. El cambio tecnológico ha estado acompañado con frecuencia de una reestructuración de la organización. Este proceso se ha caracterizado por una transformación de los niveles de clasifica- ción de los puestos de trabajo y por la integración de las tareas simplificadas por la aplicación de la informática. A menudo, tales procesos han dado lugar a una racionalización de las tareas en torno a sistemas informáticos, de forma que éstos puedan definir el trabajo en su totalidad, así como controlar y medir los resultados obtenidos. En ocasiones, la consecuencia ha sido la renovación o la mejora de las cualificaciones. Por ejemplo, en los sectores del automóvil, aeroespacial y de la electrónica en Canadá, los informes señalan repetidamente la creación de un nuevo puesto de gran responsabilidad, que requiere la realiza- ción de diversas tareas y precisa de múltiples cualificaciones. A veces recibe la denominación de técnico en electrónica, o TE. Su trabajo suele consistir en supervisar el funcionamiento de diversas máquinas y subsistemas automatizados, detectar problemas y desempeñar algunas tareas de planificación y análisis. Los TE no sólo deben conocer diferentes sistemas operativos, sino que en ocasiones tienen que encargarse de algunas actividades sencillas de programación para unir los dife- rentes subsistemas.
No obstante, estos puestos suelen exigir también la elimina- ción progresiva de herramientas y tareas especializadas, ya que la informatización ha traspasado el trabajo creativo a los inge- nieros y los programadores asalariados. En todo caso, para los interesados, suele representar una considerable y grata mejora que sirve como estímulo y responsabilidad profesional.
Aunque se dispone de datos que demuestran una cierta reno- vación de cualificaciones, esta tendencia es minoritaria y concierne generalmente a un núcleo privilegiado de trabaja- dores del sector industrial a jornada completa y sindicados, en su mayoría hombres. La tendencia predominante supone una reducción de la especialización, e incluso en la degradación del trabajo, a medida que los trabajadores se ven inmersos en entornos gestionados por ordenadores en los que se programa y controla rigurosamente todo lo que hacen. En esencia, las personas trabajan como extensiones humanas del sistema opera- tivo informático, que se encarga de todos los procesos de inteli- gencia y toma de decisiones fundamentales. Esta nueva forma de trabajo se generaliza cada vez más en un número creciente de tipos de trabajo, y en especial en aquéllos en los que se concen- tran las mujeres: oficinas, ventas y servicios.
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