Según el modelo de la Figura 17.3, en la limitación del acceso a las  actividades  culturales  se  pueden  distinguir  cuatro  elementos (elementos 2, 3, 5 y 6), para cuya eliminación se precisan múltiples intervenciones.  Por  ejemplo,  se  puede  facilitar  el  acceso  de  los afectados  por  una  pérdida  auditiva  a  los  templos,  auditorios  y salas  de  concierto  dotando  a  éstos  de  medios  de  audición adecuados, como los sistemas de frecuencia modulada o de transmisión por infrarrojos (elemento 3) e informando a sus responsables de las necesidades de aquéllos (elemento 6). No obstante, los afec- tados  sólo  solicitan  la  instalación  de  equipo  de  audición  si conocen  su  existencia,  saben  cómo  utilizarlo  (elemento  2)  y  han recibido  la  ayuda  psicosocial  necesaria  para  reconocer  y  trans- mitir su necesidad de disponer del equipo (elemento 5).
En  el  contexto  de  un  programa  experimental  de  rehabilitación (Getty y Hétu 1991, Hétu y Getty 1991a), se han desarro- llado  diversas  técnicas  eficaces  de  comunicación,  formación  y apoyo  psicosocial  de  los  trabajadores  con  deficiencia  auditiva, que se examinan posteriormente, en “Vida familiar”.
El acceso de las personas con deficiencias auditivas a lugares y servicios  públicos  como  bancos,  grandes  almacenes  y  servicios oficiales y de salud se dificulta, principalmente, por el desconoci- miento  de  estas  instituciones.  Por  ejemplo,  en  algunos  bancos, los clientes se encuentran separados por mamparas de vidrio del personal  de  ventanilla  que,  a  veces,  se  dedica  a  informatizar datos o a rellenar impresos mientras habla con ellos. Los efectos acumulados de la falta de comunicación directa, de unas condiciones acústicas desfavorables y de una comunicación en la que cualquier  malentendido  puede  tener  consecuencias  desastrosas hacen  que  esta  situación  sea  extremadamente  difícil  para  los afectados. En los centros de salud, los pacientes esperan en salas relativamente ruidosas a que les nombre un empleado situado a una  distancia  considerable  o  a  través  de  un  sistema  de  megafonía que en ocasiones es difícilmente audible. A pesar de que los  pacientes  con  pérdida  auditiva  experimentan  una  gran ansiedad ante la posibilidad de no acudir a la llamada, no suelen informar al personal de sus problemas de audición. Este tipo de comportamiento es relativamente frecuente.
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