miércoles, 2 de mayo de 2012

Acceso a los servicios públicos y a las actividades culturales (I)

Según el modelo de la Figura 17.3, en la limitación del acceso a las actividades culturales se pueden distinguir cuatro elementos (elementos 2, 3, 5 y 6), para cuya eliminación se precisan múltiples intervenciones. Por ejemplo, se puede facilitar el acceso de los afectados por una pérdida auditiva a los templos, auditorios y salas de concierto dotando a éstos de medios de audición adecuados, como los sistemas de frecuencia modulada o de transmisión por infrarrojos (elemento 3) e informando a sus responsables de las necesidades de aquéllos (elemento 6). No obstante, los afec- tados sólo solicitan la instalación de equipo de audición si conocen su existencia, saben cómo utilizarlo (elemento 2) y han recibido la ayuda psicosocial necesaria para reconocer y trans- mitir su necesidad de disponer del equipo (elemento 5).
En el contexto de un programa experimental de rehabilitación (Getty y Hétu 1991, Hétu y Getty 1991a), se han desarro- llado diversas técnicas eficaces de comunicación, formación y apoyo psicosocial de los trabajadores con deficiencia auditiva, que se examinan posteriormente, en “Vida familiar”.
El acceso de las personas con deficiencias auditivas a lugares y servicios públicos como bancos, grandes almacenes y servicios oficiales y de salud se dificulta, principalmente, por el desconoci- miento de estas instituciones. Por ejemplo, en algunos bancos, los clientes se encuentran separados por mamparas de vidrio del personal de ventanilla que, a veces, se dedica a informatizar datos o a rellenar impresos mientras habla con ellos. Los efectos acumulados de la falta de comunicación directa, de unas condiciones acústicas desfavorables y de una comunicación en la que cualquier malentendido puede tener consecuencias desastrosas hacen que esta situación sea extremadamente difícil para los afectados. En los centros de salud, los pacientes esperan en salas relativamente ruidosas a que les nombre un empleado situado a una distancia considerable o a través de un sistema de megafonía que en ocasiones es difícilmente audible. A pesar de que los pacientes con pérdida auditiva experimentan una gran ansiedad ante la posibilidad de no acudir a la llamada, no suelen informar al personal de sus problemas de audición. Este tipo de comportamiento es relativamente frecuente.

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