miércoles, 26 de septiembre de 2012

Consecuencias sociales y económicas del trabajo infantil

Como se ha señalado, el trabajo infantil se debe en gran parte a la pobreza y tiende a perpetuarla. Cuando el trabajo infantil impide o dificulta seriamente la educación, se reducen los ingresos obtenidos a lo largo de la vida y las posibilidades de ascender en la escala social. Al final, el trabajo que obstaculiza el desarrollo físico, mental y social agota los recursos de salud y bienestar de la comunidad y consolida la pobreza, al degradar las reservas de capital humano necesario para lograr el progreso económico y social. Puesto que los costes sociales del trabajo infantil repercuten fundamentalmente en los grupos de población más pobres y menos privilegiados, se menoscaba el acceso a la democracia y la justicia social y se fomenta el malestar en la sociedad.

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