Las normas y los valores profesionales pueden entrar en conflicto con las prácticas de una determinada organización. Los métodos de confrontación que se utilizan en los programas contra el alcoholismo en el lugar de trabajo pueden resultar poco productivos o entrar en conflicto con los valores profesionales cuando se aplican
a otros trastornos o discapacidades, aunque el profesional que trabaja en este contexto puede recibir presiones para utilizar este tipo de métodos.
Las relaciones éticas con proveedores externos también deben considerarse. Aunque los programas de asistencia a los trabaja- dores han establecido claramente la necesidad de que los médicos eviten la remisión de pacientes a servicios terapéuticos con los que están estrechamente afiliados, los prestadores de servicios de promoción de la salud no han definido con la misma claridad sus relaciones con los prestadores externos de servicios que pueden ser atractivos para los trabajadores que desean asesoramiento sobre su estilo de vida personal. Cuando los acuerdos entre los programas de asistencia a los trabajadores y otros proveedores externos para la remisión de pacientes que necesitan recibir tratamiento tienen más en cuenta las ventajas económicas de los proveedores que las necesidades clínicas de los clientes, se plantea un conflicto evidente de intereses.
Existe también la tentación de contratar a personas no cualificadas para las actividades de promoción de la salud. Muchos de los profesionales que trabajan en los programas de asistencia a los trabajadores no han recibido formación suficiente en técnicas de educación sanitaria, fisiología o determinación de la capacidad física para el trabajo, que les cualifique para llevar a cabo estas actividades. Cuando los programas son administrados por la dirección y su preocupación principal es el coste, el incentivo para contratar a los profesionales más capacitados y compe- tentes es menor, ya que los resultados en términos de coste y beneficio cambiarán.
Cuando estos servicios son prestados por los propios compañeros de trabajo, se plantea otra serie de problemas. Se ha demostrado que el apoyo social de los compañeros de trabajo puede amortiguar el efecto de ciertos factores de estrés en la salud. Muchos programas han sacado provecho de la influencia positiva del apoyo social haciendo que sean los propios compa- ñeros de trabajo quienes presten los servicios de asesoramiento o creando grupos de ayuda mutua. Sin embargo, aunque los compañeros de trabajo puedan utilizarse hasta cierto punto como complemento, sigue existiendo la necesidad de contratar profesionales sanitarios cualificados. Los compañeros de trabajo necesitan un extenso programa de orientación para conocer las prácticas éticas y no sobrepasar sus límites o competencias personales, ya sea explícitamente o por una interpretación incorrecta.
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