jueves, 17 de julio de 2008

EDUCACION Y FORMACION DE LOS TRABAJADORES: Sexta fase: evaluación y seguimiento

Aunque en la educación de los trabajadores se pase por alto con frecuencia, la evaluación es esencial y cumple distintos fines. Permite al alumno juzgar su progreso en relación con nuevos conocimientos, destrezas, actitudes o acciones, y al educador juzgar la eficacia de la formación y dilucidar lo que se ha conseguido, así como documentar el éxito de la formación para justificar futurogastos en recursos. Los protocolos de evaluación deben establecerse de acuerdo con los objetivos de la educación. La evaluación pone de manifiesto si se han conseguido o no esos objetivos.
Hasta la fecha, la mayoría de las evaluaciones valoran los efectos inmediatos, como los conocimientos adquiridos o el grado de satisfacción con el seminario. En las evaluaciones específicas del comportamiento se emplean las observaciones en el lugar de trabajo.
Las evaluaciones referidas a los resultados en el lugar de trabajo, sobre todo las que versan sobre la tasa de incidencia de lesiones y enfermedades, pueden ser engañosas. Por ejemplo, los esfuerzos de la empresa para promover la seguridad implican, a menudo, el ofrecimiento de incentivos para mantener baja la tasa de accidentes (p. ej., un premio al equipo que tenga menos accidentes en el año). Estos esfuerzos pueden llevar a mantener en secreto algunos accidentes y, con frecuencia, a que no se conozcan las condiciones reales de salud y seguridad en el trabajo. En cambio, la formación orientada a la capacitación estimula a los trabajadores a que reconozcan e informen de los problemas de salud y seguridad. Aun cuando, al principio, puede ocurrir que aumente el número de partes de lesiones y enfermedades, en realidad están mejorando las condiciones de salud y seguridad.
Desde no hace mucho, una vez que los programas de formación en salud y seguridad han empezado a adoptar las metas y los métodos de la capacitación y la educación popular, se han ampliado los protocolos de evaluación para incluir la valoración de la actuación de los trabajadores de vuelta a sus puestos, así como los cambios habidos en los lugares de trabajo. Los objetivos de acción social requieren una evaluación a largo plazo que tenga en cuenta los cambios a escala individual, ambiental y organizativa, así como la interacción entre los cambios individuales y ambientales. En esta evaluación a largo plazo, el seguimiento es fundamental. Las llamadas telefónicas de seguimiento, las encuestas e, incluso, nuevas sesiones pueden ser útiles no sólo para evaluar el cambio, sino también para apoyar a los alumnos-trabajadores en la aplicación de sus nuevos conocimientos,
destrezas, iniciativas o acciones sociales emprendidas como resultado de la formación.
Se ha señalado la importancia de diversos elementos programáticos para promover cambios reales comportamentales y en los lugares de trabajo: tales elementos son las estructuras sindicales de apoyo, la participación paritaria de sindicatos y empresa, el pleno acceso a la formación, a la información y a los expertos por parte de los trabajadores y de sus sindicatos, el desarrollo de la formación en el contexto de una estructura que permita cambios globales, el desarrollo de programas basado en la evaluación de las necesidades de los trabajadores y de los lugares de trabajo, y la integración de los métodos interactivos en grupos pequeños con las metas de la capacitación de los trabajadores y la acción social.

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