viernes, 29 de marzo de 2013

TRANSFORMACION DEL MERCADO • Y DEL TRABAJO (V)

Los nuevos métodos de organización del trabajo pueden incrementar también los riesgos para la salud de quienes disfrutan de una forma de trabajo más regular. Varios estudios indican que una organización y unos planes de trabajo insalu- bres o inapropiados pueden elevar el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular, así como otros problemas de salud relacionados con el trabajo, como las lesiones debidas a esfuerzos repetitivos. La mayor fuente de estrés es la producida por los puestos de trabajo que ofrecen a quienes los ocupan escaso control sobre su actividad o su tiempo de trabajo, los que requieren pocas habilidades reconocidas y los que no permiten a los trabajadores elegir los conocimientos prácticos que deben utilizar. Estos niveles de estrés pueden aumentar aún más en el caso de la mayoría de las mujeres, que han de desempeñar una segunda actividad en el hogar.
Aunque las nuevas formas de organización del trabajo basadas en equipos de multidisciplinares prometen ampliar la serie de especializaciones utilizadas por los trabajadores y el control que éstos ejercen sobre su actividad laboral, en un contexto de mejora continua de la calidad, pueden tener el efecto contrario. La atención suele centrarse en los aumentos de la productividad a corto plazo, fáciles de cuantificar, y no en los resultados a largo plazo ni en la salud general de los trabaja- dores. Especialmente cuando no se sustituye a los miembros de los equipos en caso de enfermedad, cuando la dirección fija unilateralmente cuotas o los resultados se miden en función de fórmulas detalladas, las estructuras de equipo pueden reducir el control de cada trabajador y la colaboración colectiva para esta- blecer las contribuciones individuales. Además, la multidiscipli- nariedad puede dar lugar a que se exija a los trabajadores que realicen una amplia gama de tareas en una rápida sucesión. Con la diversidad de especializaciones, se pretende aprovechar cada segundo y eliminar las interrupciones provocadas por la natura- leza del trabajo o el trasvase de tareas de un trabajador a otro. Sobre todo en el contexto de reducción del control individual, el ritmo determinado por este tipo de trabajo puede causar lesiones por esfuerzos repetitivos y otros síntomas relacionados con el estrés.
Del mismo modo, las nuevas tecnologías, que aumentan la producción y facilitan la adopción de horarios de trabajo más flexibles, pueden generar también una pérdida de control para los trabajadores, incrementar el ritmo de trabajo y el trabajo repetitivo. Al permitir el cálculo preciso del tiempo de trabajo y de la producción, las nuevas tecnologías hacen posible una mejora continua de la calidad y la eliminación de las pérdidas de tiempo. No obstante, los ratos de inactividad pueden dedicarse también a la recuperación física y psicológica y, sin ellos, muchos trabajadores experimentan una elevación de la tensión arterial, un aumento de la actividad del sistema nervioso y, en general, mayores tensiones. Al facilitar la medición electrónica de las actividades de los trabajadores, las nuevas tecnologías limitan también el control de los trabajadores, y un menor control equi- vale a un mayor riesgo de enfermedad. Al eliminar muchos de los aspectos mentales y manuales del trabajo, realizados con anterioridad por una serie de trabajadores, las nuevas tecnolo- gías pueden reducir también la diversidad de puestos de trabajo y convertir éste en una actividad más alienante que exige menos especialización.

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