Actualmente, la prevención constituye un paradigma de polí- tica social y laboral orientada al objetivo global de lograr que las personas tengan una vida productiva más larga y saludable contribuyendo con ello a moderar el crecimiento geométrico de los costes que la seguridad social produce a las empresas, a las personas y a la sociedad en su conjunto. Por otra parte, en el mundo del trabajo, la prevención se valora en medida creciente, no sólo como una función de sus beneficios inmediatos, sino también por su contribución al mantenimiento y sustentación de la capacidad de trabajo, la productividad y la calidad, la seguridad en el empleo y otros resultados, por lo que igualmente se valora en mayor medida cada vez como condición indispensable para que las personas lleven una vida digna en sociedad. La prevención se configura así como una concepto “abierto”, universal y pluralista, orientado a la evitación de múltiples riegos sociales, técnicos, médicos, psicológicos y de otro tipo, y cuya efectividad depende en medida creciente de la identificación, el análisis y la interpretación de una serie de indicadores precoces. El enorme bagaje de experiencia acumulado en los últimos diez años por la OIT en colaboración con sus afiliados de todo el mundo demuestra que la evolución desde una concepción relativamente rígida de actuación correctiva hacia una política de prevención conduce invariablemente a un desarrollo sustan- cial de la administración del trabajo y a unos mejores resultados. Sin embargo, esta experiencia también demuestra la dificultad inherente a este cambio de rumbo y a su mantenimiento frente a una pluralidad de factores que lo obstaculizan.
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