En las postrimerías del siglo XX, muchas instituciones dedicadas a las tareas de la política social y laboral, que nacieron en el siglo XIX con una vocación y una preocupación muy marcadas por la prevención, están inmersas en un proceso de cambios rápidos y profundos. Estos cambios, que obedecen a una serie de factores, tanto internos, como externos, de orden político, social, econó- mico, administrativo y tecnológico, repercutirán profundamente en el ámbito de actuación, la importancia y las funciones de estas instituciones, así como en sus relaciones entre sí y con sus princi- pales  clientes,  a  medida  que  dichas  instituciones  traspasan  el umbral del siglo XXI. Es preciso analizar y comprender la natu- raleza de estos cambios, sus efectos sobre el comportamiento, la capacidad, los efectos y las relaciones entre los principales agentes del cambio, y el contexto social en el que se producen.
En  numerosos  documentos  internacionales,  como  en  los Convenios números 81, 129, 155, 174 y otros de la OIT, figuran referencias a la prevención como parte de la protección de los trabajadores, así como a la función de la inspección de trabajo a este respecto. Sin embargo, si bien en los documentos dedicados
a la inspección de trabajo (Convenios números 81 y 129, y Reco- mendaciones números 81, 82 y 133) se promueven y se alientan de forma genérica los principios de la prevención, sólo se aborda directamente esta cuestión en la fase previa al empleo (véanse los párrafos 1 a 3 de la Recomendación nº 81, y el párrafo 11 de la Recomendación nº 133).
Desde  la  aprobación  de  estos  documentos  normativos  de  la inspección de trabajo (de los cuales, concretamente, el Convenio nº 81, sobre la inspección de trabajo en el comercio y la indus- tria, ha adquirido una dimensión universal al haber sido ratifi- cado  por  120  Estados  miembros  de  la  OIT),  el  concepto  de prevención  ha  variado  sustancialmente.  El  término  “preven- ción” alude, ante todo, a un esfuerzo denodado de evitación de accidentes, incidentes, disputas, conflictos, etc. Sin embargo, es mucho  más  fácil  documentar,  cuantificar  y  valorar  los  sucesos producidos que han sido objeto de actuaciones o sanciones que los riesgos evitados. ¿Cómo se cuantifican el número y los efectos de los accidentes que no se han producido? ¿Y cómo se acre- ditan la efectividad y la eficiencia de la prevención a modo de resultado y como evidencia del éxito?
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