lunes, 19 de marzo de 2012

Inspección de trabajo preventiva (I)

En las postrimerías del siglo XX, muchas instituciones dedicadas a las tareas de la política social y laboral, que nacieron en el siglo XIX con una vocación y una preocupación muy marcadas por la prevención, están inmersas en un proceso de cambios rápidos y profundos. Estos cambios, que obedecen a una serie de factores, tanto internos, como externos, de orden político, social, econó- mico, administrativo y tecnológico, repercutirán profundamente en el ámbito de actuación, la importancia y las funciones de estas instituciones, así como en sus relaciones entre sí y con sus princi- pales clientes, a medida que dichas instituciones traspasan el umbral del siglo XXI. Es preciso analizar y comprender la natu- raleza de estos cambios, sus efectos sobre el comportamiento, la capacidad, los efectos y las relaciones entre los principales agentes del cambio, y el contexto social en el que se producen.
En numerosos documentos internacionales, como en los Convenios números 81, 129, 155, 174 y otros de la OIT, figuran referencias a la prevención como parte de la protección de los trabajadores, así como a la función de la inspección de trabajo a este respecto. Sin embargo, si bien en los documentos dedicados
a la inspección de trabajo (Convenios números 81 y 129, y Reco- mendaciones números 81, 82 y 133) se promueven y se alientan de forma genérica los principios de la prevención, sólo se aborda directamente esta cuestión en la fase previa al empleo (véanse los párrafos 1 a 3 de la Recomendación nº 81, y el párrafo 11 de la Recomendación nº 133).
Desde la aprobación de estos documentos normativos de la inspección de trabajo (de los cuales, concretamente, el Convenio nº 81, sobre la inspección de trabajo en el comercio y la indus- tria, ha adquirido una dimensión universal al haber sido ratifi- cado por 120 Estados miembros de la OIT), el concepto de prevención ha variado sustancialmente. El término “preven- ción” alude, ante todo, a un esfuerzo denodado de evitación de accidentes, incidentes, disputas, conflictos, etc. Sin embargo, es mucho más fácil documentar, cuantificar y valorar los sucesos producidos que han sido objeto de actuaciones o sanciones que los riesgos evitados. ¿Cómo se cuantifican el número y los efectos de los accidentes que no se han producido? ¿Y cómo se acre- ditan la efectividad y la eficiencia de la prevención a modo de resultado y como evidencia del éxito?

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