Con sede en Ginebra, Suiza, la Organización Internacional de Empleadores (OIE) agrupaba en 1996 a 118 organizaciones nacionales de empresarios de 116 países. La forma exacta de las organizaciones miembro puede diferir de un país a otro, pero para poder optar al aceso a la OIE deben cumplir ciertas condiciones: han de ser la organización de empresas más representativa (exclusivamente de empresas) del país, ser voluntarias e independientes, estar libres de la injerencia extena y representar y defender los principios de la libre empresa. Entre los miembros figuran federaciones y confederaciones de empresas, cámaras de comercio e industria, consejos y asociaciones. Las organizaciones regionales o sectoriales no pueden ser miembros, ni las empresas, con independencia de su tamaño o importancia, pueden afiliarse directamente a la OIE, restricción que le ha permitido garantizar que sus opiniones sean representativas de la comunidad empresarial en general y no respondan a los intereses particulares de empresas o sectores específicos.
No obstante, la actividad principal de la OIE consiste en organizar a las empresas siempre que tengan que abordar cuestiones sociales y laborales a escala global. En la práctica, la mayor parte de esta acción tiene lugar en la OIT, que es respon- sable de tales cuestiones en el sistema de las Naciones Unidas. Asimismo, la OIE ocupa una posición consultiva de categoría I en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, en el que interviene cuando se plantean asuntos de interés que afectan a las empresas.
La OIE es una de las dos únicas organizaciones que la comunidad empresarial ha establecido para representar sus intereses a escala mundial. La otra es la Camara de Comercio Internacional, con sede principal en París, que se ocupa fundamental- mente de cuestiones económicas. Aunque su estructura es bastante diferente, las dos organizaciones se complementan entre sí. Cooperan en función de un acuerdo que define sus áreas de responsabilidad, de las buenas relaciones personales que mantienen sus representantes y, en cierta medida, de una base de afiliados común. Obviamente, muchas cuestiones son objeto simultáneamente de sus mandatos, pero se abordan de manera pragmática evitando las fricciones. En ciertos aspectos, como el de las empresas multinacionales, las dos organizaciones incluso actúan al unísono.
por la directora del capítulo
(extraído de: OIT 1994)
No obstante, la actividad principal de la OIE consiste en organizar a las empresas siempre que tengan que abordar cuestiones sociales y laborales a escala global. En la práctica, la mayor parte de esta acción tiene lugar en la OIT, que es respon- sable de tales cuestiones en el sistema de las Naciones Unidas. Asimismo, la OIE ocupa una posición consultiva de categoría I en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, en el que interviene cuando se plantean asuntos de interés que afectan a las empresas.
La OIE es una de las dos únicas organizaciones que la comunidad empresarial ha establecido para representar sus intereses a escala mundial. La otra es la Camara de Comercio Internacional, con sede principal en París, que se ocupa fundamental- mente de cuestiones económicas. Aunque su estructura es bastante diferente, las dos organizaciones se complementan entre sí. Cooperan en función de un acuerdo que define sus áreas de responsabilidad, de las buenas relaciones personales que mantienen sus representantes y, en cierta medida, de una base de afiliados común. Obviamente, muchas cuestiones son objeto simultáneamente de sus mandatos, pero se abordan de manera pragmática evitando las fricciones. En ciertos aspectos, como el de las empresas multinacionales, las dos organizaciones incluso actúan al unísono.
por la directora del capítulo
(extraído de: OIT 1994)
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