Los acuerdos de libre comercio se celebran en un contexto de tendencias económicas y sociales más generales con las que interactúan. Consideremos el libre comercio entre dos países con diferentes niveles de desarrollo, escalas salariales y oportunidades de empleo. En esta situación, las empresas cambian de ubicación, desplazando a los trabajadores de sus puestos de trabajo y generando desempleo en el país de origen. Los nuevos trabajadores desempleados pueden trasladarse a zonas donde haya más posibilidades de encontrar trabajo, sobre todo si, como en Europa, las barreras a la emigración también se han suprimido. El desempleo, el temor a sufrirlo, la migración y sus consecuencias como el estrés y la desorganización social que generan, repercuten gravemente en la salud de los trabajadores y sus familias. Algunos gobiernos han intentado atenuar estos efectos mediante la aplicación de programas sociales, que comprenden la formación para la reconversión profesional, la asistencia por reubicación y ayudas similares, con éxito desigual.
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