jueves, 25 de septiembre de 2014

ORGANIZACIONES DE AMBITO COMUNITARIO

El protagonismo de los grupos comunitarios y del voluntariado en el campo de la salud y seguridad en el trabajo se ha incremen- tado sensiblemente en los últimos veinte años. Centenares de estos grupos, diseminados en más de treinta países, promueven los intereses de los trabajadores y de las personas afectadas de enfermedades profesionales, con especial atención a los indivi- duos cuyas necesidades no se encuentran cubiertas en el lugar de trabajo por parte de los sindicatos o de los servicios estatales. La salud y seguridad en el trabajo es una de las áreas de interés de muchas otras organizaciones que defienden los derechos de los trabajadores desde unas perspectivas muchos más amplias de actuación en los campos de la salud o de la defensa de la igualdad de sexos.
A veces, estas organizaciones tienen una vida fugaz, debido, en parte, a que, de resultas de su labor, otras organizaciones mejor estructuradas hacen suyos los objetivos de aquéllas. No obstante, muchas organizaciones comunitarias y del sector voluntario llevan 10 o 20 años funcionando y adaptando sus métodos y escalas de prioridades a las necesidades cambiantes de sus usuarios y del mundo del trabajo.
Este tipo de organizaciones no constituye una novedad. Una de las más antiguas fue la Asociación de Asistencia Sanitaria de la Unión de Trabajadores de Berlín, integrada por médicos y trabajadores y dedicada a prestar asistencia médica a 10.000 trabajadores berlineses a mediados del siglo XIX. Antes del surgimiento de los sindicatos de trabajadores en ese siglo, muchas organizaciones voluntarias lucharon por reducir las horas de trabajo y por los derechos de los jóvenes trabajadores. La ausencia de indemnización por determinadas enfermedades profesionales fomentó, a mediados del decenio de 1960, la crea- ción de organizaciones de trabajadores y familiares.
Sin embargo, la actual proliferación de grupos comunitarios y voluntarios tuvo su origen en los cambios políticos ocurridos a finales del decenio de 1960 y en el decenio siguiente. En esos años, los conflictos entre trabajadores y empresas se centraron, tanto en las condiciones de trabajo, como en la remuneración.
La nueva regulación legal de la salud y seguridad en el trabajo nació en los países industrializados por mor del creciente interés de los trabajadores y sindicatos por las cuestiones de la salud y seguridad en el lugar de trabajo y, a su vez, la promulgación de esta legislación redundó en un incremento de la conciencia pública. Si bien la promulgación de esta normativa ha hecho posible en la mayoría de los países que la salud y la seguridad sean objeto de negociación directa entre sindicatos, empresas y gobiernos, los trabajadores y otras personas aquejadas de lesiones y enfermedades profesionales han optado con frecuencia por ejercer presión en escenarios externos a este marco de negociación tripartita, guiados por el convencimiento de que un derecho humano tan fundamental como el de la salud
y la seguridad en el trabajo no es negociable.
Muchos de los grupos voluntarios creados desde entonces se han beneficiado igualmente de la evolución de los patrones culturales determinantes de la función social de la ciencia, caracterizados por la conciencia creciente de los científicos de la necesidad de que la ciencia satisfaga las necesidades sociales y de los trabajadores, y por un aumento de la cualificación científica de éstos. El nombre de algunas organizaciones refleja esta convergencia de intereses; este es el caso de la sociedad danesa Acción de Investigadores y Trabajadores (AAA), y de la Sociedad para la Investigación Participativa en Asia, con sede en India.

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