jueves, 22 de agosto de 2013

Enfoques ergonómicos: desde el punto de vista de la prevención del riesgo (I)

Hemos de agradecer fundamentalmente a los ergónomos francó- fonos (miembros de la SELF, sociedad internacional de ergó- nomos francófonos) que nos hayan mostrado la compleja red de conexiones entre el puesto de trabajo y los accidentes. Sobre la base de los estudios realizados por sus colaboradores en las minas de carbón, Faverge (1977) creó un método de análisis de los acci- dentes que todavía se aplica en el INRS de Francia.
Para que el método sea útil, no es preciso que los efectos sobre la salud sean serios y produzcan graves lesiones. Así es como se han establecido conexiones sumamente complejas entre el trabajo con pantallas de visualización y la fatiga visual (Rey, Meyer y Bousquet 1991).
El establecimiento de estas conexiones confiere a los ergó- nomos una base útil para proponer la adopción de medidas preventivas en los diferentes niveles del flujo de trabajo.
El análisis ergonómico de los puestos de trabajo se ha conver- tido en una técnica de uso corriente fuera de la SELF, como lo prueba el hecho de que algunos de los autores que se citan posteriormente son tanto estadounidenses o canadienses como europeos.
La originalidad del análisis ergonómico de los puestos de trabajo reside en que no se puede prescindir de la participación del trabajador. Esto es así porque, además del conocimiento que el trabajador posee de los condicionamientos de su puesto de trabajo, su percepción del riesgo, como se ha indicado anterior- mente, depende de muchos factores que son ajenos a los análisis técnicos de la situación que realizan los ingenieros y los especia- listas en seguridad.
En la ejecución de sus tareas, el trabajador no siempre sigue al pie de la letra los consejos del especialista en materia de segu- ridad, sino que se guía igualmente por su actitud ante el trabajo
y su percepción del riesgo. Como observan Walters y Haines
(1988):

La percepción de los peligros por parte del trabajador se estructura y se expresa de forma diferente que el paradigma médico-tecnológico de la salud y seguridad en el trabajo. Las principales fuentes de información sobre los productos químicos, por ejemplo, no son los supervisores, los delegados de salud y seguridad ni los cursos de formación, sino la experiencia personal, las observaciones de los compañeros o, simplemente, las sensaciones. Los trabajadores utilizan un conjunto diferente de conocimientos empíricos que están incluidos en los conocimientos técnicos.
En Quebec, Mergler (citado por Walters y Haines) señala
(1987) que la experiencia de los trabajadores merece un mayor reconocimiento, aunque presentan alguna deficiencia. Su amplia experiencia en la realización de estudios de campo le ha mostrado que resulta difícil conocer la opinión de los trabaja- dores si éstos piensan que la revelación de sus condiciones de trabajo puede hacerles perder el empleo.
Durrafourg y Pélegrin (1993) se distancian aún más de las pautas de causalidad de las entidades aseguradoras y las

autoridades responsables de la seguridad. En su opinión, para que la prevención sea efectiva, es preciso considerar la salud de los trabajadores y las condiciones de trabajo como un sistema global.

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