Cuando los socios comerciales difieren en sus niveles de desarrollo económico, es probable que también sean dispares en cuanto a recursos humanos. Los países menos favorecidos deben afrontar la falta de higienistas industriales, ingenieros de seguridad, médicos y enfermeros del trabajo, educadores laborales cualificados y otros profesionales imprescindibles. Aun cuando dos países tengan niveles de desarrollo semejantes, pueden diferir en sus enfoques tecnológicos respecto de la salud y la seguridad en el trabajo. Los acuerdos de libre comercio brindan la oportu- nidad de conciliar esas disparidades. Mediante el establecimiento de estructuras paralelas, los profesionales de la salud y la segu- ridad en el trabajo de los países que comercian entre sí pueden reunirse, comparar sus prácticas y acordar la adopción de proce- dimientos comunes cuando proceda. Del mismo modo, si un país tiene pocos profesionales de determinada área en comparación con uno o varios de sus socios comerciales, todos ellos pueden cooperar en la oferta de formación reglada, cursillos y otros medios de desarrollar los recursos humanos. Estas iniciativas constituyen un elemento necesario para una armonización eficaz de la práctica de la salud en el trabajo.
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