Este caso ilustra muchos de los aspectos fundamentales del diseño y evaluación de los programas de formación y educación. Las metas y objetivos del programa se han enumerado explícitamente. Destacan en especial los objetivos de acción social en relación con la capacidad de los trabajadores para pensar y actuar por sí mismos y para defender tanto cambios globales como más concretos, en relación con los conocimientos y con el comportamiento. Los métodos de formación se han elegido teniendo presentes estos objetivos. Los métodos de evaluación miden el cumplimiento de estos objetivos poniendo de manifiesto cómo aplican los alumnos el material del curso en sus centros de trabajo a largo plazo. Miden los efectos de la formación sobre resultados concretos, como la respuesta ante las fugas, y sobre variables intermedias, como la medida en que se transmite la formación a otros trabajadores y la forma de utilizar los recursos materiales recibidos durante el curso.
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