Hay dos grandes clases de conocimientos en los que cabe la disciplina de la salud y seguridad en el trabajo. Una es la que abarca las funciones y principios de la dirección, y la otra trata de la naturaleza y el control proactivo de los peligros. El modelo de desarrollo curricular que se expone a continuación observa esta división. Tanto la vía de acceso a la dirección que se desarrolla a través de las tareas de inspección como la especializada requieren una forma específica de abordar ambas clases de conocimientos.
La cuestión del nivel de complejidad y detalle tecnológico que hay que transmitir a los alumnos puede determinarse de acuerdo con el objetivo del curso, su duración y la intención de quienes lo imparten en relación con la educación y el desarrollo de destrezas posteriores. Trataremos estas cuestiones en una sección posterior.
En concreto, los currículos deben ocuparse de la seguridad de la maquinaria y la instalación, el ruido, la radiación, el polvo, los materiales tóxicos, el fuego, los procedimientos de emergencia, los planes médicos y de primeros auxilios, la supervisión del lugar de trabajo y de los empleados, la ergonomía, la higiene ambiental, el diseño y mantenimiento del lugar de trabajo y, más importante aún, el desarrollo de procedimientos operativos estándar y la formación correspondiente. Este último aspecto es un componente esencial de los conocimientos de los directivos. No sólo deben incluirse las tareas y los procesos en la formación de los operarios, el perfeccionamiento continuo de las personas y los procesos son aspectos imprescindibles de la formación y el reciclaje para mejorar la calidad. Es preciso aplicar la teoría y la práctica del aprendizaje adulto al desarrollo de los materiales curriculares que guíen este proceso de formación continua.
La cuestión del nivel de complejidad y detalle tecnológico que hay que transmitir a los alumnos puede determinarse de acuerdo con el objetivo del curso, su duración y la intención de quienes lo imparten en relación con la educación y el desarrollo de destrezas posteriores. Trataremos estas cuestiones en una sección posterior.
En concreto, los currículos deben ocuparse de la seguridad de la maquinaria y la instalación, el ruido, la radiación, el polvo, los materiales tóxicos, el fuego, los procedimientos de emergencia, los planes médicos y de primeros auxilios, la supervisión del lugar de trabajo y de los empleados, la ergonomía, la higiene ambiental, el diseño y mantenimiento del lugar de trabajo y, más importante aún, el desarrollo de procedimientos operativos estándar y la formación correspondiente. Este último aspecto es un componente esencial de los conocimientos de los directivos. No sólo deben incluirse las tareas y los procesos en la formación de los operarios, el perfeccionamiento continuo de las personas y los procesos son aspectos imprescindibles de la formación y el reciclaje para mejorar la calidad. Es preciso aplicar la teoría y la práctica del aprendizaje adulto al desarrollo de los materiales curriculares que guíen este proceso de formación continua.
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