La identificación de las actitudes negativas manifestadas por las empresas como la causa principal de que los discapacitados sufran elevadas tasas de desempleo contribuye sistemáticamente a desviar la atención de otros problemas importantes que se deben abordar para lograr un cambio efectivo.
Por ejemplo:
• Una encuesta recientemente realizada en el Reino Unido reveló que el 80 % de las empresas no eran conscientes de haber recibido jamás una sola solicitud de empleo de un discapacitado.
• Los sistemas de bienestar social y de prestaciones suelen desin- centivar la incorporación al trabajo de los discapacitados.
• Tanto las redes de transporte como las áreas de vivienda son notoriamente inaccesibles, y las personas sólo pueden confiar en encontrar trabajo cuando han satisfecho sus necesidades básicas de vivienda, transporte y subsistencia.
• Según una encuesta reciente del Reino Unido, el 59 % de los demandantes de empleo discapacitados carecían de cualifica- ción, en contraste con un 23 % de trabajadores no cualificados entre los demás demandantes. Por regla general, los discapaci- tados se ven, sencillamente, imposibilitados de competir en el mercado de trabajo a menos que posean un nivel de cualifica- ción competitivo.
• Los profesionales de la medicina suelen subestimar el potencial de los discapacitados para rendir en el trabajo y, por tanto, se muestran incapaces de recomendar los ajustes y adaptaciones precisos para que éstos puedan acceder al empleo.
• Es improbable que los discapacitados reciban orientaciones válidas para su promoción profesional, y sus posibilidades son sistemáticamente subestimadas por profesores y asesores.
• Las cuotas y otras iniciativas legislativas poco felices erosionan sistemáticamente el mensaje de que la discapacidad es un problema de igualdad de oportunidades.
Un ordenamiento jurídico que genere un marco de relaciones contencioso o litigioso reduce las perspectivas de empleo de los discapacitados, debido a que su contratación podría entrañar un riesgo para la empresa.
Los profesionales de la rehabilitación suelen tener dificultades para conseguir una formación y titulación especializadas, y pocas veces cuentan con la financiación necesaria para suminis- trar a las empresas los productos y servicios idóneos.
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