sábado, 5 de enero de 2008

Ejecución de la formación

Debe prestarse especial atención a la selección de los formadores, la planificación de la formación y las pruebas piloto. Al elegir los formadores, deben considerarse dos aptitudes igualmente impor- tantes: el conocimiento de la materia y la capacidad docente. No todos los que han adquirido los conocimientos requeridos sobre salud y seguridad tienen necesariamente tal capacidad. En general, es más fácil cumplir la primera condición que la segunda. En la mayoría de los centros de trabajo, hay personas a todos los niveles que poseen una capacidad docente natural y tienen la ventaja de conocer el lugar de trabajo y de comprender los ejemplos prácticos. En el caso del aprendizaje en pequeños grupos un “facilitador” puede ocupar el lugar del formador. El facilitador aprende al mismo tiempo que el resto del grupo, pero comparte responsabilidades respecto al proceso de aprendizaje. Deben considerarse varias cuestiones importantes relacio- nadas con la planificación de la formación. Por ejemplo, ésta debe impartirse en un horario conveniente para los trabajadores, en el que las interrupciones sean mínimas. Asimismo, puede concentrarse en módulos autónomos que permitan espa- ciarla en el tiempo (así, podría programarse un módulo de tres horas una vez a la semana). Este enfoque no sólo interfiere menos en la producción, sino que también permite a los alumnos disponer de un período entre las distintas sesiones para tratar de aplicar lo aprendido.
Todo programa de formación debe someterse a una prueba piloto antes de su aplicación. Esta medida permite su contraste respecto a los objetivos perseguidos. En las pruebas piloto deben participar no sólo los formadores, sino también una muestra representativa de los futuros alumnos.

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