viernes, 12 de agosto de 2011

Marcadores biológicos (I)

El uso de marcadores biológicos, como los niveles hemáticos de plomo o las pruebas de la función hepática, no es una novedad en la epidemiología del trabajo. Sin embargo, la utilización de técnicas moleculares en los estudios epidemiológicos ha permi- tido el uso de biomarcadores para evaluar la exposición en los órganos diana, determinar la sensibilidad y establecer un diagnóstico precoz de las enfermedades.
Los posibles usos de los biomarcadores en el contexto de la epidemiología del trabajo son:

• evaluación de la exposición cuando las herramientas epidemiológicas tradicionales resultan insuficientes (particularmente en el caso de dosis y riesgos de pequeña magnitud)
• determinación del papel etiológico de sustancias o agentes químicos individuales en exposiciones múltiples o mixtas
• estimación de la carga total de la exposición a sustancias químicas con el mismo mecanismo de acción
• investigación de mecanismos patogenéticos
• estudio de la susceptibilidad individual (p. ej., polimorfismos metabólicos, reparación del ADN) (Vineis 1992)
• clasificación más exacta de la exposición y/o la enfermedad, aumentando así la potencia estadística.

jueves, 11 de agosto de 2011

Evaluación de la exposición (II)

Sin embargo, las limitaciones de este enfoque simplificado de la evaluación de la exposición se han hecho evidentes en los últimos años, cuando los epidemiólogos han tenido que enfren- tarse a problemas más complejos. Restringiendo nuestras consideraciones a la epidemiología del cáncer profesional, la mayoría de los factores de riesgo conocidos se han descubierto por los elevados niveles de exposición en el pasado, el número limitado de exposiciones en cada puesto de trabajo, las grandes poblaciones de trabajadores expuestos y una estrecha correspondencia entre la información sobre los anteriores “estimadores” y las exposiciones químicas (p. ej., industria del calzado y benceno, astilleros y amianto, etc.). Hoy en día, la situación es bastante diferente. Los niveles de exposición son considerablemente menores en los países occidentales (un hecho que debe tenerse siempre en cuenta); los trabajadores con puestos de trabajo similares se ven expuestos a numerosas sustancias químicas y mezclas diferentes (p. ej., agricultores); resulta más difícil encon- trar poblaciones homogéneas de trabajadores expuestos y éstas suelen ser de pequeño tamaño, y la correspondencia entre la información sobre los “estimadores” y la exposición real es cada vez más débil. En este contexto, la sensibilidad de las herra- mientas epidemiológicas se reduce como consecuencia de la clasificación errónea de la exposición.
Por otra parte, la epidemiología se ha basado en variables de valoración “siniestras”, como la muerte en la mayoría de los estudios de cohortes. Sin embargo, los trabajadores preferirían algo diferente a los “recuentos de cadáveres” cuando se estudian los efectos potenciales en la salud de las exposiciones profesionales. Por consiguiente, el uso de indicadores más directos de la exposición y de la respuesta inicial ofrecería algunas ventajas. Los marcadores biológicos pueden proporcionar justamente la herramienta necesaria.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Evaluación de la exposición (I)

Si el epidemiólogo sabe únicamente que una persona trabajaba en un determinado sector industrial, los resultados de su estudio sólo podrán relacionar los efectos sobre la salud con dicho sector. Si dispone de datos sobre la exposición de los trabajadores según su profesión, sólo podrá extraer directamente conclusiones en lo que se refiere a la profesión. Se pueden hacer inferencias indirectas sobre las exposiciones a sustancias químicas, aunque es preciso determinar su fiabilidad en cada caso. Sin embargo, cuando el epidemiólogo tiene acceso, por ejemplo, a información sobre el departamento o/y a la descripción del puesto de trabajo de cada trabajador, podrá extraer conclusiones a ese nivel más detallado de la experiencia en el lugar de trabajo. Cuando el epidemiólogo (en colaboración con un higienista industrial) dispone de información sobre las sustancias con las que trabaja una persona, éste sería el nivel más detallado de la información de que puede disponer sobre la exposición, salvo las raras ocasiones en las que se conoce la dosimetría. Es más, los resultados de estos estudios pueden facilitar a la industria información muy útil para crear lugares de trabajo más seguros.
Hasta ahora, la epidemiología ha sido una especie de disciplina “caja negra”, ya que ha estudiado la relación entre exposición y enfermedad (los dos extremos de la cadena etiológica), sin considerar los mecanismos intermedios. Este enfoque, a pesar de su aparente falta de refinamiento, ha sido extremadamente útil. De hecho, todas las causas conocidas de cáncer en el ser humano, por ejemplo, se han descubierto con las herramientas de la epidemiología.
El método epidemiológico se basa en los registros existentes: cuestionarios, descripción de los puestos de trabajo u otros “estimadores” de la exposición. Con ellos, la realización de los estudios epidemiológicos y la interpretación de sus resultados resultan relativamente sencillas.

martes, 9 de agosto de 2011

Valores de referencia y grupos de referencia

Un valor de referencia es el nivel de un indicador biológico en la población general no expuesta profesionalmente a la sustancia tóxica en estudio. Es necesario referirse a estos valores para comparar los datos obtenidos mediante los programas de control biológico en una población supuestamente expuesta. Los valores de referencia no se deben confundir con los valores límites, que en general son los valores legales o directrices de exposición profesional y ambiental (Alessio y cols. 1992).
Cuando hay que comparar los resultados de los análisis de grupos, es preciso conocer la distribución de los valores en el grupo de referencia y en el grupo de estudio, porque sólo entonces es posible hacer una comparación estadística. En estos casos, resulta esencial conseguir que la población general (grupo de referencia) y el grupo expuesto sean homogeneos, con carac- terísticas similares en cuanto al sexo, edad, forma de vida y hábitos alimenticios.
Para obtener valores de referencia fiables, es preciso asegurarse de que los sujetos que constituyen el grupo de referencia nunca hayan estado expuestos a las sustancias tóxicas, ya sea profesionalmente o debido a condiciones particulares de conta- minación ambiental.
Al evaluar la exposición a sustancias tóxicas se ha de tener cuidado para no incluir sujetos que, aunque no estén expuestos directamente a ellas, trabajen en el mismo lugar de trabajo, puesto que si, de hecho, tales sujetos están sometidos en realidad a una exposición indirecta, existe la posibilidad de que se infravalore la exposición del grupo.
Otra práctica que se ha de evitar, aunque todavía está muy extendida, es la utilización, con fines de referencia, de valores descritos en la literatura procedentes de listas de casos de otros países y que pueden haber sido recogidos en regiones en las que existen diferentes situaciones de contaminación ambiental.

lunes, 8 de agosto de 2011

Utilización práctica de los indicadores biológicos

Los indicadores biológicos se pueden utilizar en la práctica de la salud en el trabajo, con varios fines: (1) el control periódico de trabajadores individuales, (2) el análisis de la exposición de un grupo de trabajadores y (3) evaluaciones epidemiológicas. Las pruebas utilizadas deben presentar las características de preci- sión, exactitud, buena sensibilidad y especificidad, a fin de reducir el posible número de falsas interpretaciones.

domingo, 7 de agosto de 2011

Exposición combinada a varias sustancias tóxicas presentes en el lugar de trabajo

En el caso de exposición combinada a varias sustancias tóxicas presentes en el lugar de trabajo, se pueden producir interferencias metabólicas que alteren el comportamiento de los indicadores biológicos, creando así graves problemas de interpretación. En los estudios en seres humanos se han demostrado interferencias, por ejemplo, en la exposición combinada a tolueno y xileno, xileno y etilbenceno, tolueno y benceno, hexano y metil etil cetona, y tetracloroetileno y tricloroetileno.
En particular, es preciso señalar que, cuando está inhibida la biotransformación de un disolvente, la excreción urinaria de su metabolito está reducida (posible infravaloración del riesgo), mientras que los niveles del disolvente en sangre y en aire espirado aumentan (posible sobrevaloración del riesgo).
Por tanto, en las situaciones en que es posible medir simultáneamente las sustancias y sus metabolitos para determinar el grado de interferencia inhibitoria, sería útil comprobar si los niveles de los metabolitos urinarios son inferiores a lo esperado y, al mismo tiempo, si la concentración de los disolventes en sangre y/o aire espirado es superior.
Se han descrito interferencias metabólicas para exposiciones combinadas en que las sustancias individualmente están presentes en niveles próximos, y en ocasiones inferiores, a los valores límites habitualmente aceptados. Sin embargo, no suelen ocurrir estas interferencias cuando los niveles de exposición a cada sustancia presente en el lugar de trabajo es baja.

sábado, 6 de agosto de 2011

Comunicación de casos (I)

Resulta evidente que en todos los países, deliberadamente o por omisión, se dejan de comunicar muchos accidentes y casos de enfermedad relacionados con el trabajo. La obligación de comunicar estos episodios suele corresponder a la empresa. Sin embargo, como han subrayado algunos autores, a veces ésta prefiere no comunicar el hecho, con lo que no sólo se libra de los engorrosos trámites administrativos, sino que, además, mantiene su reputación de lugar de trabajo seguro y evita una eventual acumulación de reclamaciones que podría ocasionar un incremento de los impuestos y primas de financiación de su seguro. Esto ocurre, sobre todo, cuando no se pierden horas de trabajo, así como en los casos atendidos en el propio lugar de trabajo por el servicio de asistencia sanitaria de la empresa (Brody, Letour- neau y Poirier 1990).
Corresponde a los médicos identificar y comunicar los casos de lesiones y enfermedades profesionales, y recordar a los pacientes su derecho a ser indemnizados. Sin embargo, algunos casos no se comunican porque no son tratados por médicos especialistas y no se descubre el origen profesional de la pato- logía. El conocimiento de los aspectos jurídicos y profesionales de la asistencia sanitaria debería incorporarse a la formación médica. Las organizaciones internacionales, como la OIT, deben fomentar la inclusión de estas materias en los planes de estudio, tanto de licenciatura, como de posgrado, de todos los profesionales de la salud. Aunque diagnostiquen correctamente el origen de la afección, algunos médicos se muestran reacios a asumir las molestias que implican los trámites burocráticos y arriesgarse a ser citados a testificar en los procedimientos administrativos o en las actuaciones judiciales, en el caso de que se impugne el derecho del trabajador. En algunos países, la circuns- tancia de que los honorarios legales o estipulados para el trata- miento de los casos amparados por el seguro de enfermedad y lesiones profesionales pueden ser inferiores a los honorarios habitualmente cobrados por el médico puede contribuir a desa- lentar la comunicación de estos casos.

viernes, 5 de agosto de 2011

Resultados de los estudios: ¿Qué datos se recopilan?

Las estadísticas se ciñen a los accidentes y enfermedades definidos en los reglamentos y leyes aplicables y, por tanto, ampa- rados por los sistemas de indemnización por accidentes de trabajo. Existen sensibles diferencias entre los supuestos ampa- rados, tanto en distintos momentos, como en un mismo país o ámbito jurisdiccional y entre diversos países o ámbitos jurisdiccionales.
En Francia, por ejemplo, las estadísticas recogidas por el Instituto national de recherche et de Sécurité (Instituto Nacional de Investi- gación Científica, INRS), se basa en una lista de enfermedades profesionales cruzada con una lista de sectores de riesgo. En Suiza, la ley del seguro de accidentes contiene una clasificación de las enfermedades profesionales basada en las condiciones predominantes en los lugares de trabajo. Dicha clasificación contempla dos categorías: en la primera figura una lista de agentes nocivos, combinada con una relación de enfermedades; en la segunda se establece una lista de patologías en las que existe una elevada probabilidad de relación causal entre exposición y enfermedad.
La definición de los accidentes de trabajo también puede variar. En Suiza, por ejemplo, los accidentes ocurridos in itinere no se consideran laborales, mientras que los episodios que se producen en el lugar de trabajo, con independencia de que tengan o no alguna relación con la actividad laboral
(por ejemplo, las quemaduras producidas al calentar la comida), tienen la condición de tales.
Por consiguiente, el número de casos identificados y contabilizados en un determinado país está en función de la definición de accidente de trabajo y de enfermedad profesional en el correspondiente sistema de indemnización. En este sentido, resultan ilustrativas la estadísticas suizas relativas a la pérdida de audi- ción debida a causas profesionales, que fue reconocida como enfermedad profesional durante el período 1955-1960. Tras este reconocimiento se produjo un incremento sensible del número de casos comunicados, así como un aumento correlativo del número total de casos de enfermedades laborales imputables a agentes físicos. En años posteriores, la frecuencia de los casos tendió a reducirse. Esto no significa que la incidencia de la pérdida de audición por causas profesionales disminuyese. Puesto que se trata de una enfermedad de desarrollo lento, una vez contabilizado el número total de casos no registrados hasta entonces, el número de nuevos casos reconocidos cada año refle- jaba la relación real entre la exposición al ruido y el riesgo de pérdida de audición. En la actualidad asistimos a un nuevo y sensible incremento del número de casos comunicados que son causados por agentes físicos, debido al reciente reconocimiento oficial de los trastornos musculosqueléticos, vulgarmente deno- minados “trastornos ergonómicos”, como la tenosinovitis, la epicondilitis, el síndrome del túnel carpiano y otros.

jueves, 4 de agosto de 2011

Resultados de los estudios: Valor de la base de datos de la entidad aseguradora de accidentes de trabajo

Según Léger y Macon (1990), el valor de una base de datos de accidentes está en función del grado en que permita medir la eficacia del sistema de seguridad, conocer las causas de los accidentes de trabajo y establecer el grado de exposición a los riesgos de los diversos subgrupos en que se divide la población trabajadora. Unas estadísticas de accidentes exactas y efectivas son de gran valor para la elaboración de programas eficaces de previsión de accidentes por parte de las empresas, las organizaciones sindi- cales y los organismos reguladores oficiales.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Culpabilidad

Los regímenes de indemnización por accidentes de trabajo han sido diseñados para ofrecer una prestaciones automáticas por la incapacidades laborales y para evitar el coste y los perjuicios tera- péuticos de las investigaciones encaminadas a probar quién es el culpable, si alguien lo es. Por tanto, es prácticamente irrelevante
si ha habido o no culpa de la empresa, del trabajador o de cualquier otra persona. A continuación se mencionan algunas excep- ciones a este principio.

martes, 2 de agosto de 2011

Comienzo y terminación de la cobertura

La cobertura de un trabajador puede extenderse ligeramente más allá de la estricta duración del contrato de trabajo. Así, por ejemplo, si un trabajador sufre una lesión al entrar en las instala- ciones de la empresa durante el primer día de trabajo, esa lesión es indemnizable en muchas jurisdicciones, aun cuando no se hayan completado las formalidades del contrato de trabajo. Análogamente, si un trabajador despedido sufre lesiones antes de abandonar las instalaciones de la empresa, y a veces antes de llegar a su casa, esas lesiones son indemnizables en muchas jurisdicciones, a pesar de haberse extinguido el contrato de trabajo

lunes, 1 de agosto de 2011

Desplazamientos al trabajo y desde el mismo

Muchas jurisdicciones cubren los daños resultantes de los desplazamientos con ocasión del trabajo (accidentes in itinere), al menos cuando el trabajador viaja por la ruta más directa y sin interrup- ción alguna para asuntos personales no relacionados con las necesidades del viaje. Suelen fijarse reglas detalladas sobre si la cobertura se aplica en todas las circunstancias, como, por ejemplo, cuando un trabajador viaja por una ruta más larga por motivos de placer personal o se detiene para realizar compras personales. Algunas veces se incluyen también expresamente las lesiones resultantes del viaje entre el trabajo y el lugar de trata- miento médico, si se requiere éste durante las horas de trabajo.
En otras jurisdicciones, las lesiones resultantes de los viajes al trabajo y desde el mismo (accidentes in itinere) no están cubiertas cuando el trabajador viaja entre su casa y un lugar fijo de empleo. Se entiende entonces que, como el trabajador ha elegido dónde vivir y dónde trabajar, es él quien ha elegido el viaje a realizar, por lo cual los riesgos del mismo no se consideran riesgos del empleo. En cambio, si el trabajador no tiene un lugar fijo de empleo, sino que viaja entre la vivienda y diferentes lugares designados por la empresa, esos viajes guardan relación con el empleo y las lesiones resultantes de los mismos son indemnizables. Así se hace comúnmente en las industrias del transporte y la construcción. Análogamente, cuando un traba- jador trabaja en un centro de trabajo permanente pero es trasla- dado temporalmente a un lugar distinto, la lesión ocurrida con ocasión de un viaje entre la vivienda y este último es indemni- zable. No obstante, en algunas circunstancias los viajes entre la vivienda y el centro de trabajo permanente están cubiertos, por ejemplo, cuando un trabajador que no pertenece a un turno es llamado por la empresa para hacer frente a una emergencia o cuando utiliza un medio de transporte proporcionado por ésta.

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