En Francia, por ejemplo, las estadísticas recogidas por el Instituto national de recherche et de Sécurité (Instituto Nacional de Investi- gación Científica, INRS), se basa en una lista de enfermedades profesionales cruzada con una lista de sectores de riesgo. En Suiza, la ley del seguro de accidentes contiene una clasificación de las enfermedades profesionales basada en las condiciones predominantes en los lugares de trabajo. Dicha clasificación contempla dos categorías: en la primera figura una lista de agentes nocivos, combinada con una relación de enfermedades; en la segunda se establece una lista de patologías en las que existe una elevada probabilidad de relación causal entre exposición y enfermedad.
La definición de los accidentes de trabajo también puede variar. En Suiza, por ejemplo, los accidentes ocurridos in itinere no se consideran laborales, mientras que los episodios que se producen en el lugar de trabajo, con independencia de que tengan o no alguna relación con la actividad laboral
(por ejemplo, las quemaduras producidas al calentar la comida), tienen la condición de tales.
Por consiguiente, el número de casos identificados y contabilizados en un determinado país está en función de la definición de accidente de trabajo y de enfermedad profesional en el correspondiente sistema de indemnización. En este sentido, resultan ilustrativas la estadísticas suizas relativas a la pérdida de audi- ción debida a causas profesionales, que fue reconocida como enfermedad profesional durante el período 1955-1960. Tras este reconocimiento se produjo un incremento sensible del número de casos comunicados, así como un aumento correlativo del número total de casos de enfermedades laborales imputables a agentes físicos. En años posteriores, la frecuencia de los casos tendió a reducirse. Esto no significa que la incidencia de la pérdida de audición por causas profesionales disminuyese. Puesto que se trata de una enfermedad de desarrollo lento, una vez contabilizado el número total de casos no registrados hasta entonces, el número de nuevos casos reconocidos cada año refle- jaba la relación real entre la exposición al ruido y el riesgo de pérdida de audición. En la actualidad asistimos a un nuevo y sensible incremento del número de casos comunicados que son causados por agentes físicos, debido al reciente reconocimiento oficial de los trastornos musculosqueléticos, vulgarmente deno- minados “trastornos ergonómicos”, como la tenosinovitis, la epicondilitis, el síndrome del túnel carpiano y otros.
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