miércoles, 28 de mayo de 2008

NEGOCIACION COLECTIVA Y SALUD Y SEGURIDAD

Michael J. Wright

La negociación colectiva es el proceso que permite a los trabajadores negociar, como colectivo, con su empresa, y puede desarrollarse a varias escalas (empresarial, sectorial, nacional). Tradicionalmente, los temas de la negociación son los salarios, las prestaciones, las condiciones de trabajo y un trato equitativo. No obstante, pueden abordarse también cuestiones que no afecten directamente a los trabajadores contratados por la empresa, como el aumento de las pensiones de vejez de los ya jubilados. Con menor frecuencia, se consideran aspectos que trascienden con mucho al lugar de trabajo, como la protección del medio ambiente exterior.
En las empresas muy pequeñas, los trabajadores pueden tratar como un solo grupo con su empleador. Este tipo de negociación colectiva se ha mantenido durante siglos. Por el contrario, en la actualidad, de la negociación se encargan las organizaciones de trabajadores, o sindicatos.
La definición utilizada en el artículo 2 del Convenio sobre el fomento de la negociación colectiva, 1981 (nº 154), es amplia:
(...) la expresión... comprende todas las negociaciones que tienen lugar entre un empleador, un grupo de empleadores o una organización o varias organizaciones de empleadores, por una parte, y una organización o varias organizaciones de trabajadores, por otra, con el fin de:

(a) fijar las condiciones de trabajo y empleo, o
(b) regular las relaciones entre empleadores y trabajadores; o
(c) regular las relaciones entre empleadores o sus organizaciones y una organización o varias organizaciones de trabajadores.


La negociación colectiva es una herramienta importante para elevar el nivel de vida y mejorar las condiciones de trabajo. Aunque la salud y la seguridad se abordan en la legislación nacional de casi todos los países, la negociación colectiva suele constituir el mecanismo mediante el cual dicha legislación se aplica en el lugar de trabajo. Por ejemplo, la ley puede ordenar la creación de comités conjuntos de salud y seguridad o comités de empresa, pero deja que los detalles sean negociados entre las organizaciones de empresarios y las de trabajadores.
Por desgracia, la negociación colectiva es atacada por empresas autoritarias y Gobiernos represivos, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados. Raramente se lleva a cabo en el sector informal o en las pequeñas empresas tradicio- nales. En consecuencia, la mayoría de los trabajadores del mundo no disfrutan aún de las ventajas de este mecanismo en el marco de los derechos de los trabajadores garantizados por la legislación.

sábado, 24 de mayo de 2008

TRANSFERENCIA DE TECNOLOGIA Y ELECCION TECNOLOGICA: La motivación de los países industrializados

En los países desarrollados, las empresas ofrecen empleo, pagan impuestos con los que se financian los servicios comunitarios y se someten a la legislación vigente en materia de medio ambiente y salud en el trabajo. A medida que los Estados industrializados promulgan leyes con el fin de limitar los riesgos medioambientales asociados a muchas operaciones industriales, los costes de producción aumentan y socavan las ventajas competitivas. Para superar este problema, los fabricantes trasladan muchos de sus centros de producción peligrosos a países de reciente industrialización. Allí son acogidos favorablemente, ya que la creación de infraestructuras en muchos de estos NIC depende de la expansión industrial de las empresas extranjeras.
Cuando la industria se traslada a los países en desarrollo, las empresas no sólo aprovechan el menor coste salarial, sino también los bajos tipos impositivos habituales en comunidades que no dedican grandes fondos a servicios como sistemas de alcantarillado, plantas de tratamiento de agua, centros educativos y medios de transporte públicos. Cuando las empresas esta- blecen fábricas en países en desarrollo, la carga fiscal que soportan es una proporción mínima de la que tendrían que soportar en los países más desarrollados.

jueves, 15 de mayo de 2008

Confusión de los axiomas con la realidad en la comunicación

La mayoría de nosotros, ya seamos médicos, científicos o ingenieros, hemos aprendido los métodos axiomáticos en la escuela primaria. De lo contrario, no podríamos entender ni aritmética ni geometría. Sin embargo, son muchos los que confunden conscientemente las hipótesis con los hechos (que pueden ser lo mismo, pero no lo son siempre) en un intento de imponer sus propios valores sociales en un curso específico de acción u omisión. Esto se hace evidente en la manera de presentar, seleccionar, organizar e interpretar la información.
El uso de palabras como accidentes y seguro son buenos ejemplos de ello. Hemos definido los accidentes como acontecimientos que no ocurren de forma natural. La seguridad es un concepto similar. La mayoría de las personas creen que esta palabra significa “libre de daños, lesiones o riesgos” (Webster’s Third International Dictionary 1986). Los riesgos siempre existen, aunque los expertos suelen hablar de “ausencia de riesgo” refiriéndose a un proceso o sustancia química para dar la impresión de que no

existe riesgo, cuando en realidad están suponiendo o pensando en otro significado, como es su creencia de que el riesgo es relati- vamente bajo o “aceptable”, del que no informan al público. Si se trata de un simple error inconsciente, se llama falacia semiló- gica. Si se trata de un error consciente, como ocurre demasiado
a menudo, se trata simplemente de una mentira.
La confusión de los axiomas, los modelos científicos o la evaluación de datos con la realidad inmutable parece agravarse cuando se trata de establecer normas. Los conceptos y métodos axiomáticos utilizados para este fin, cuya validez se supone y confunde muchas veces con la realidad incontrovertible, son entre otros los siguientes:

• umbrales de efectos tóxicos en poblaciones (nunca se encuentran);
• niveles de efectos observados (dependen del método);
• factores de fiabilidad estadística (arbitrarios por definición);
• extrapolaciones exactas de riesgos (raramente coinciden con los datos);
• tolerancias a riesgo cero (existen sólo con exposición cero);
• márgenes de “seguridad” (siempre especulativos);
• viabilidad de los controles (depende de los valores);
• métodos de medición (elección de instrumentos);
• normas fisiológicas (abstracciones de las medias);
• variables de valoración biológicas (estimación de un efecto);
• homogeneidad de estilos de vida y genética (nunca existe).



Estos axiomas se debaten habitualmente como si fueran la verdad. No son más que hipótesis descartables sobre individuos, riesgos y su control, que se basan (en el mejor de los casos) en una información limitada.
Los valores sociales y económicos implícitos en la selección y el uso de estos axiomas guían los juicios políticos de los que gobiernan, gestionan y controlan. Estos valores, y no sólo los datos científicos, determinan las normas medioambientales y biológicas en la comunidad y en el lugar de trabajo. En consecuencia, estos valores, los juicios que se basan en ellos y los axiomas seleccionados también deben juzgarse por su raciona- lidad, es decir, por su éxito a la hora de evitar el riesgo de dolor, muerte y discapacidad.

lunes, 12 de mayo de 2008

EDUCACION Y FORMACION DE LOS TRABAJADORES: Diseño de programas educativos

Conviene tener en cuenta que la educación es un proceso continuado y no un hecho aislado. Es un proceso que requiere una planificación cuidadosa y hábil, al menos de cada etapa importante. Para llevar a la práctica un proceso educativo participativo basado en principios bien fundados de la educación de adultos y que capacite a los trabajadores, deben observarse determinadas fases en la planificación y aplicación de la educación participativa de los trabajadores, similares a las que se utilizan en otros programas de formación (véase “Principios de formación”), aunque hace falta prestar especial atención al objetivo de la capacitación de los trabajadores:

Primera fase: evaluación de las necesidades
La evaluación de las necesidades constituye el fundamento de todo el proceso de planificación. Una evaluación completa de las necesidades que implica la formación de los trabajadores incluye tres componentes: una evaluación de los peligros, un perfil de la población a la que se dirige la formación y una información previa sobre el contexto social de la formación. La evaluación de los peligros pretende identificar los problemas prioritarios que hay que abordar. El perfil de la población trata de responder un amplio conjunto de cuestiones sobre los trabajadores: ¿quién sacará más provecho de la formación? ¿Qué formación ha reci- bido ya la población objetivo? ¿Qué conocimientos y experiencia aportan al proceso los participantes? ¿Cuál es la composición étnica y de sexos de los trabajadores? ¿Qué nivel de alfabetiza- ción tienen los trabajadores y qué idiomas hablan? ¿A quién respetan y de quién desconfían? Por último, la obtención de información sobre el contexto social de la formación permite al formador maximizar el impacto de la misma teniendo en cuenta las fuerzas que pueden respaldar las condiciones mejoradas de salud y seguridad (como una fuerte protección sindical que permita hablar con libertad a los trabajadores sobre los peligros) y las que pueden plantear obstáculos (como las presiones a favor de una productividad mayor o la inseguridad del puesto de trabajo).
La evaluación de las necesidades puede basarse en cuestionarios, en la revisión de documentos, en observaciones efectuadas en el centro de trabajo o en entrevistas con los trabajadores, sus representantes sindicales y otras personas. El enfoque de la educación popular emplea un proceso de “escucha” sobre la marcha para obtener información acerca del contexto social de la formación, incluidas las preocupaciones de las personas y los obstáculos que pudieran impedir el cambio.

jueves, 8 de mayo de 2008

Discapacidad y justicia social: ¿Qué se entiende por discriminación?

En el transcurso de nuestra vida ejercemos cotidianamente la “discriminación”. Continuamente optamos entre ir al cine o al ballet, y entre comprar una prenda de vestir de mayor o menor precio. Este tipo de discriminación no es problemático. En cambio, la discriminación comienza a ser perturbadora cuando se establecen distinciones negativas sobre la base de características inmutables de las personas o grupos de personas.
La Conferencia Internacional del Trabajo adoptó una definición de la discriminación que se ha recogido en el Convenio relativo a la discriminación en materia de empleo y ocupación, 1958 (nº 111).
Según este convenio, se entiende por “discriminación”:

(a) cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social, que tenga por efecto alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación;

(b) cualquier otra distinción, exclusión o preferencia que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo u ocupación, que podrá ser especificada por el Miembro interesado previa consulta con las orga- nizaciones representativas de empleadores y de trabajadores, cuando dichas organizaciones existan, y con otros organis- mos apropiados.

lunes, 5 de mayo de 2008

Información cualitativa sobre seguridad

Aunque la información cuantitativa sobre seguridad, especialmente centrada en riesgos concretos, es fundamental para concentrar nuestros esfuerzos en problemas de seguridad esenciales, necesitamos una información cualitativa, con su fondo de conocimientos técnicos pertinentes, para encontrar soluciones prácticas (Takala, 1992). Debido a su naturaleza, esta clase de información no puede ser precisa y cuantitativa sino heterogénea y descriptiva. Procede de diversas fuentes, como la jurídica, los materiales de formación, los productos audiovisuales, las etiquetas, los signos y símbolos, las fichas de seguridad de datos químicos y técnicos, las normas, los códigos de prácticas, los libros de texto, artículos científicos en prensa, las tesis, pósters, boletines, e incluso folletos. Esta variedad de materiales dificulta su clasificación y, por consiguiente, su recuperación cuando se necesiten. No obstante esto puede hacerse, y de hecho se ha realizado satisfactoriamente: la elaboración de perfiles de riesgo en el ámbito de una empresa, una rama industrial, industria, e incluso a escala nacional representa un ejemplo práctico de oferta de información cualitativa en una forma sistemática en la que, al mismo tiempo, aporta medidas cuantitativas en función de la importancia relativa de los problemas en cuestión.
Otra cuestión fundamental es la de la inteligibilidad. La información ha de presentarse de forma comprensible para el usuario. La utilización inadecuada del lenguaje, tanto el coloquial como la terminología técnica especializada (incluida la jerga), puede constituir quizás la mayor barrera a la difusión global de la información sobre seguridad. Los textos deben estructurarse de forma consciente y deliberada para atraer al público al que van dirigidos.
Sería deseable establecer una amplia base de conocimientos compuesta por toda la información acumulada sobre salud y seguridad a la que puedan acceder los usuarios a través de “inter- faces” preparadas especialmente para cada grupo. Estos “interfaces” deben aportar los elementos deseados de esta información, sin redundancia, en un formato comprensible para el usuario, ya sea mediante la utilización de un lenguaje natural, una terminología específica (o la ausencia de ésta), imágenes, ilustraciones, gráficos o con sonido, y adaptarlo a las necesidades
y las capacidades del usuario.

viernes, 2 de mayo de 2008

El Acuerdo Laboral entre la Corporación del Acero de Belén y la Unión de Trabajadores de la Industria del Acero de Estados Unidos (II)

La Sección 3 recoge el derecho de los trabajadores a negarse a realizar trabajos que supongan peligros que trasciendan aquellos “propios de la operación” y proporciona un mecanismo de arbitrio por el cual pueden resolverse los pleitos sobre esa negativa a realizar un trabajo. Ateniéndose a esto, un trabajador no puede ser sancionado por actuar de buena fe y basándose siempre en pruebas objetivas, aun en el caso de que una investigación posterior demuestre que el peligro no existió realmente.
La Sección 4 especifica que el papel del comité es de asesoría y que los miembros del comité y los directivos del sindicato, mientras desempeñan sus funciones oficiales, no son responsables de las lesiones ni de las enfermedades.
La Sección 5 afirma que el alcoholismo y el abuso de drogas son susceptibles de tratamiento, estableciendo para ello un programa de rehabilitación.
La Sección 6 establece un amplio programa para el control del monóxido de carbono, un grave peligro en la producción primaria del acero.
La Sección 7 proporciona a los trabajadores folletos para la compra de zapatos de seguridad.
La Sección 8 exige que la empresa lleve fichas médicas individuales, confidenciales a excepción de determinadas circunstancias. No obstante, los trabajadores tienen acceso a su propio historial médico y pueden llevarlo al sindicato o a un médico privado. Además, los médicos de empresa han de notificar a los trabajadores de los resultados médicos adversos.
La Sección 9 establece un programa de vigilancia médica.
La Sección 10 establece un programa para investigar y controlar los riesgos de los terminales de vídeo.
La Sección 11 establece que debe haber permanentemente en cada planta representantes de seguridad, elegidos por el sindicato aunque remunerados por la empresa.
Además, un apéndice al acuerdo insta a la empresa y al sindicato para que revisen el programa de seguridad de cada planta, en espe- cial todos los equipos móviles que funcionen por carriles (los equipos sobre carriles fijos son la causa principal de muertes por lesiones traumáticas en la industria del acero en Estados Unidos).

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