1.   El uso de biomarcadores en la epidemiología del trabajo debe ir acompañado de una política clara en lo que se refiere al consentimiento  del  interesado.  El  trabajador  puede  tener distintas  razones  para  negarse  a  cooperar.  Una  razón  muy práctica es, por ejemplo, que la identificación de una altera- ción en un marcador dé la respuesta precoz, como el intercambio  de  cromátidas  hermanas,  implica  la  posibilidad  de que  dicho  trabajador  sea  discriminado  por  las  entidades aseguradoras  y  las  empresas  por  su  mayor  propensión  a  la enfermedad. Una segunda razón hace referencia a la detección genética. Puesto que la distribución de los genotipos y fenotipos  varía  según  el  grupo  étnico,  las  oportunidades profesionales  para  las  minorías  pueden  verse  perjudicadas por  la  detección  genética.  En  tercer  lugar,  pueden  existir dudas sobre la capacidad predictiva de las pruebas genéticas. El  valor  predictivo  depende  de  la  prevalencia  de  la  enfer- medad que la prueba intenta detectar, de manera que si la enfermedad   es   poco   frecuente,   el   valor   predictivo   será pequeño y la utilidad de la prueba de detección será cuestio- nable.  Hasta  ahora,  ninguna  de  las  pruebas  de  detección genética se ha considerado aplicable en la práctica (Ashford y cols. 1990).
2.   Antes  de  utilizar  los  biomarcadores,  deben  establecerse  los principios éticos. Un equipo de trabajo interdisciplinario de la  Oficina  Técnica  de  la  Confederación  Europea  de  Sindi- catos,  con  el  apoyo  de  la  Comisión  de  las  Comunidades Europeas (Van Damme y cols. 1995), ha evaluado estos prin- cipios en el caso de los biomarcadores utilizados para esta- blecer   la   susceptibilidad   individual   a   enfermedades.   Su informe  ha  corroborado  la  opinión  de  que  este  tipo  de pruebas  deben  realizarse  sólo  con  la  finalidad  de  prevenir enfermedades en la población activa. Entre otras considera- ciones, estas pruebas no deben nunca utilizarse para:
•  Seleccionar a los que tienen una mayor capacidad física para el trabajo;
•  Evitar la adopción de medidas preventivas, como la identifica- ción y eliminación de los factores de riesgo o la mejora de las condiciones en el lugar de trabajo.
•  Crear, constatar o aumentar las desigualdades sociales.
•  Aplicar en el lugar de trabajo unos principios éticos diferentes
a los que deben defenderse en una sociedad democrática.
•  Obligar a la persona que solicita empleo a revelar más datos personales que los estrictamente necesarios para conseguir el puesto de trabajo.
