Las empresas deben ser conscientes de las consecuencias psicológicas y sociales de las lesiones y discapacidades, y de los efectos globales de la interrupción del trabajo en la familia del traba- jador. Los problemas psicosociales derivados de la lesión física inicial suelen traducirse en un aumento de la pérdida de horas de trabajo. Las relaciones de familia se deterioran rápidamente por causa del abuso de la bebida y de la conciencia de desvalimiento. Ahora bien, si otros familiares se ven afectados por las lesiones del trabajador, las relaciones familiares adquieren un perfil patoló- gico. El trabajador discapacitado experimenta un cambio de funciones, y sus familiares reaccionan ante ello. Quien era anteriormente un trabajador independiente y autosuficiente asume ahora una situación de dependencia pasiva. La hostilidad se recrudece si la vida familiar se quiebra por la presencia de una persona autoritaria, exigente, colérica a veces y, a menudo, depre- siva. Este es el resultado habitual de unos problemas laborales no resueltos, alimentados por el estrés y desencadenados por la iniciación de litigios que tienen un desarrollo frustrante. Aunque las relaciones entre estos factores a veces se comprendan mal, el daño suele ser profundo.
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