La investigación de los accidentes cumple una serie de funciones importantes. En primer lugar, puede ser un proceso proactivo, utilizándose en situaciones en las que se produce una incidencia sin resultados de daños o lesiones, aunque hubiera podido haberlos. El estudio de la sucesión de hechos puede descubrir características del proceso de trabajo que podrían haber tenido consecuencias más graves. En segundo lugar, podemos comprender mejor el proceso de desarrollo de los hechos, identificando las carencias e insuficiencias de diseño, formación, supervisión o controles de las fuentes de energía en el proceso o tarea. En tercer lugar, muchas jurisdicciones exigen por ley la investigación de ciertos tipos de accidentes, por ejemplo, la caída de andamios y los desprendimientos de tierra en zanjas, las electrocuciones y los fallos de equipos elevadores. El trabajo de Benner (1985) ilustra muy bien la importancia de adquirir una clara comprensión del fenómeno del accidente y de disponer de un protocolo eficaz para investigar las lesiones y los daños.
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