Por el contrario, la dosis se refiere al depósito o absorción de un agente por unidad de tiempo. La dosis o ingesta diaria de un agente puede estimarse combinando los datos de las mediciones ambientales con hipótesis tipificadas sobre otros factores, como la frecuencia respiratoria o la penetración dérmica. Otra alternativa consiste en estimar la dosis basándose en los datos del control biológico. Lo ideal es medir la dosis en el órgano diana de interés.
Los factores más importantes en la evaluación de la exposición son:
1. Identificación de los agentes relevantes.
2. Determinación de su presencia y de sus concentraciones en los medios ambientales oportunos (p. ej., atmósfera, superfi- cies de contacto).
3. Evaluación de las vías probables de entrada (inhalación, absorción por la piel, ingestión), la evolución de la exposición con el tiempo (variación diaria) y la duración acumulada de la exposición expresada en semanas, meses o años.
4. Evaluación de la eficacia de los controles técnicos y perso- nales (p. ej., uso de prendas de protección y respiradores que pueden reducir las exposiciones) y, por último.
5. Características personales y otras consideraciones que pueden modular las concentraciones en el órgano diana.
Estas consideraciones incluyen el nivel de actividad física en el trabajo y el estado de salud previo de los trabajadores. La aten- ción a la evaluación de la exposición a agentes que persisten en el medio ambiente o que tienden a acumularse en el organismo
(p. ej., ciertos metales, radionúclidos o compuestos orgánicos estables) debe recibir una atención especial. Las concentraciones de estos materiales en el organismo pueden aumentar de manera perniciosa incluso con concentraciones ambientales aparentemente bajas.
jueves, 3 de enero de 2013
miércoles, 2 de enero de 2013
EVALUACION DE LA EXPOSICION (II)
Los estudios de higiene industrial suelen ser objeto de críticas referentes a la deficiente evaluación de las exposiciones. Estas deficiencias pueden tener como resultado una clasificación errónea diferencial o no diferencial de la exposición y el consi- guiente sesgo o pérdida de precisión en los análisis de la relación entre exposición y efecto. Los esfuerzos que se están realizando para mejorar la situación se reflejan en las conferencias interna- cionales celebradas recientemente y en los textos dedicados a este tema (ACGIH 1991; Armstrong y cols. 1992; Proceedings of the Conference on Retrospective Assessment of Occupational Exposures in Epidemiology 1995). Los avances técnicos están creando nuevas oportunidades para mejorar la evaluación de la exposición. Entre estos avances figuran las mejoras en los instru- mentos analíticos, un mayor conocimiento de los procesos farmacocinéticos y el descubrimiento de nuevos biomarcadores de la exposición. Debido a que los estudios de la salud en el trabajo dependen con frecuencia de datos históricos sobre la exposición, con respecto a la cual no se emprendió ningún control específico, la necesidad de una evaluación retrospectiva de la exposición añade una nueva dimensión a la complejidad de estos estudios. Sin embargo, las evaluaciones y la fiabilidad de las mismas siguen mejorando (Siemiatycki y cols. 1986). La vali- dación de las evaluaciones prospectivas de la exposición plantea lógicamente menos problemas.
El término exposición se refiere a la concentración de un agente en la frontera entre el individuo y el medio ambiente. En general, se presume que hay exposición cuando se sabe que un agente está presente en el medio ambiente de trabajo y existe una expectativa razonable de que el trabajador esté en contacto con dicho agente. La exposición puede expresarse en concentra- ción media ponderada en el tiempo (TWA) durante un período de 8 horas, que es una medida de la intensidad de la exposición promediada durante un turno de trabajo de 8 horas. La concen- tración pico es la concentración promediada durante un período de tiempo más corto, por ejemplo, 15 minutos. La exposición acumulada es el producto de la intensidad media y la duración de la exposición (p. ej., una concentración TWA durante 8 horas multiplicada por los años que el trabajador ha estado expuesto a esa concentración media). Dependiendo de la naturaleza del estudio y de los efectos de interés sobre la salud, será conve- niente evaluar la concentración pico, la concentración media, la exposición acumulada o la exposición diferida.
El término exposición se refiere a la concentración de un agente en la frontera entre el individuo y el medio ambiente. En general, se presume que hay exposición cuando se sabe que un agente está presente en el medio ambiente de trabajo y existe una expectativa razonable de que el trabajador esté en contacto con dicho agente. La exposición puede expresarse en concentra- ción media ponderada en el tiempo (TWA) durante un período de 8 horas, que es una medida de la intensidad de la exposición promediada durante un turno de trabajo de 8 horas. La concen- tración pico es la concentración promediada durante un período de tiempo más corto, por ejemplo, 15 minutos. La exposición acumulada es el producto de la intensidad media y la duración de la exposición (p. ej., una concentración TWA durante 8 horas multiplicada por los años que el trabajador ha estado expuesto a esa concentración media). Dependiendo de la naturaleza del estudio y de los efectos de interés sobre la salud, será conve- niente evaluar la concentración pico, la concentración media, la exposición acumulada o la exposición diferida.
martes, 1 de enero de 2013
EVALUACION DE LA EXPOSICION (I)
La evaluación de la exposición es una etapa fundamental en la identificación de los peligros en el lugar de trabajo mediante la investigación epidemiológica. El proceso de evaluación de la exposición puede subdividirse en una serie de actividades, entre ellas las siguientes:
1. Compilación de un inventario de agentes y mezclas poten- cialmente tóxicos presentes en el medio ambiente de trabajo estudiado.
2. Determinación de cómo tienen lugar las exposiciones y qué probabilidad hay de que varíen entre los trabajadores.
3. Selección de medidas o índices adecuados para cuantificar las exposiciones.
4. Recogida de datos que permitan asignar a los participantes del estudio valores de exposición cualitativos o cuantitativos para cada medida. Siempre que sea posible, estas actividades deben realizarse bajo la dirección de un higienista industrial cualificado.
1. Compilación de un inventario de agentes y mezclas poten- cialmente tóxicos presentes en el medio ambiente de trabajo estudiado.
2. Determinación de cómo tienen lugar las exposiciones y qué probabilidad hay de que varíen entre los trabajadores.
3. Selección de medidas o índices adecuados para cuantificar las exposiciones.
4. Recogida de datos que permitan asignar a los participantes del estudio valores de exposición cualitativos o cuantitativos para cada medida. Siempre que sea posible, estas actividades deben realizarse bajo la dirección de un higienista industrial cualificado.
lunes, 31 de diciembre de 2012
Mantener la perspectiva de la salud pública
Aunque los avances en la metodología epidemiológica, en el análisis de los datos y en la evaluación y medición de la exposición (como las nuevas técnicas biológicas moleculares) son impor- tantes y positivos, pueden también contribuir al enfoque reduccionista, más centrado en los individuos que en las pobla- ciones. Se ha dicho que:
(…) la epidemiología ha dejado en gran medida de formar parte de un enfoque interdisciplinario para conocer las causas de las enfermedades en las poblaciones y se ha convertido en un conjunto de métodos genéricos para medir asociaciones entre exposiciones y enfermedades en indivi- duos... En la actualidad, se descuidan los factores sociales, económicos, culturales, históricos, políticos y otros factores de la población como importantes causas de enfermedades... La epidemiología debe volver a integrarse en la salud pública y debe redescubrir la perspectiva de la población (Pearce 1996).
Los epidemiólogos del trabajo y del medio ambiente tienen que desempeñar un papel importante, no sólo para desarrollar nuevos métodos y aplicaciones epidemiológicos, sino también para asegurar que dichos métodos se integren siempre en la perspectiva adecuada de la población.
(…) la epidemiología ha dejado en gran medida de formar parte de un enfoque interdisciplinario para conocer las causas de las enfermedades en las poblaciones y se ha convertido en un conjunto de métodos genéricos para medir asociaciones entre exposiciones y enfermedades en indivi- duos... En la actualidad, se descuidan los factores sociales, económicos, culturales, históricos, políticos y otros factores de la población como importantes causas de enfermedades... La epidemiología debe volver a integrarse en la salud pública y debe redescubrir la perspectiva de la población (Pearce 1996).
Los epidemiólogos del trabajo y del medio ambiente tienen que desempeñar un papel importante, no sólo para desarrollar nuevos métodos y aplicaciones epidemiológicos, sino también para asegurar que dichos métodos se integren siempre en la perspectiva adecuada de la población.
domingo, 30 de diciembre de 2012
Cobalto
Una vez absorbido, por inhalación y en cierto grado por vía oral, el cobalto (que tiene un semiperíodo biológico de unos pocos días) se elimina principalmente por la orina. La exposición a compuestos solubles de cobalto da lugar a un aumento de la concentración de este metal en la sangre y en la orina.
Las concentraciones de cobalto en sangre y en orina dependen principalmente de la exposición reciente. En los sujetos sin exposición profesional, el cobalto urinario suele ser inferior a 2 g/g de creatinina y el cobalto sérico/plasmático es inferior a 0,05 g/100 ml.
Con exposiciones TWA de 0,1 mg/m3 y 0,05 mg/m3, se han descrito respectivamente niveles urinarios medios que oscilan desde 30 a 75 g/l y desde 30 a 40 g/l (utilizando muestras recogidas al término de la jornada laboral). El momento del muestreo es importante, ya que existe un aumento progresivo de los niveles urinarios de cobalto durante la semana laboral.
En los trabajadores expuestos a óxido de cobalto, sales de cobalto o polvo de metal cobalto en una refinería, se halló que una concentración TWA de 0,05 mg/m3 daba lugar a una concentración promedio de cobalto de 33 y de 46 g/g de crea- tinina en la orina recogida al término de la jornada del lunes y del viernes, respectivamente.
Las concentraciones de cobalto en sangre y en orina dependen principalmente de la exposición reciente. En los sujetos sin exposición profesional, el cobalto urinario suele ser inferior a 2 g/g de creatinina y el cobalto sérico/plasmático es inferior a 0,05 g/100 ml.
Con exposiciones TWA de 0,1 mg/m3 y 0,05 mg/m3, se han descrito respectivamente niveles urinarios medios que oscilan desde 30 a 75 g/l y desde 30 a 40 g/l (utilizando muestras recogidas al término de la jornada laboral). El momento del muestreo es importante, ya que existe un aumento progresivo de los niveles urinarios de cobalto durante la semana laboral.
En los trabajadores expuestos a óxido de cobalto, sales de cobalto o polvo de metal cobalto en una refinería, se halló que una concentración TWA de 0,05 mg/m3 daba lugar a una concentración promedio de cobalto de 33 y de 46 g/g de crea- tinina en la orina recogida al término de la jornada del lunes y del viernes, respectivamente.
sábado, 29 de diciembre de 2012
Cromo
La toxicidad del cromo es atribuible principalmente a los compuestos hexavalentes, cuya absorción es relativamente mayor que la de los compuestos trivalentes. La eliminación se produce principalmente por vía urinaria.
En las personas sin exposición profesional al cromo, la concentración de este metal en suero y en orina no suele superar los 0,05 g/100 ml y los 2 g/g de creatinina, respectivamente.
La exposición reciente a sales solubles de cromo hexavalente (p. ej., en los galvanizadores y en los soldadores de acero inoxi- dable) se puede evaluar controlando el nivel de cromo en la orina al término de la jornada laboral. Estudios realizados por varios autores proponen la siguiente relación: una exposición promedio ponderada en el tiempo de 0,025 ó 0,05 mg/m3 de cromo hexavalente se asocia a una concentración promedio de
15ó 30 g/g de creatinina al término del período de exposición, respectivamente. (Esta relación sólo es válida para grupos.) Después de la exposición a 0,025 mg/m3 de cromo hexavalente, el valor inferior del límite de confianza del 95 % es de unos
5 g/g de creatinina. Otro estudio en soldadores de acero inoxi- dable halló que una concentración urinaria de cromo del orden de 40 g/l corresponde a una exposición promedio de
0,1 mg/m3 de trióxido de cromo.
El cromo hexavalente atraviesa con rapidez las membranas celulares pero, una vez en el interior de la célula, es reducido a cromo trivalente. La concentración de cromo en los eritrocitos podría ser un indicador de la intensidad de la exposición al cromo hexavalente durante la vida de los eritrocitos, pero ello no se aplica al cromo trivalente.
Todavía no se ha evaluado la utilidad del control del cromo en orina para la estimación del riesgo para la salud.
En las personas sin exposición profesional al cromo, la concentración de este metal en suero y en orina no suele superar los 0,05 g/100 ml y los 2 g/g de creatinina, respectivamente.
La exposición reciente a sales solubles de cromo hexavalente (p. ej., en los galvanizadores y en los soldadores de acero inoxi- dable) se puede evaluar controlando el nivel de cromo en la orina al término de la jornada laboral. Estudios realizados por varios autores proponen la siguiente relación: una exposición promedio ponderada en el tiempo de 0,025 ó 0,05 mg/m3 de cromo hexavalente se asocia a una concentración promedio de
15ó 30 g/g de creatinina al término del período de exposición, respectivamente. (Esta relación sólo es válida para grupos.) Después de la exposición a 0,025 mg/m3 de cromo hexavalente, el valor inferior del límite de confianza del 95 % es de unos
5 g/g de creatinina. Otro estudio en soldadores de acero inoxi- dable halló que una concentración urinaria de cromo del orden de 40 g/l corresponde a una exposición promedio de
0,1 mg/m3 de trióxido de cromo.
El cromo hexavalente atraviesa con rapidez las membranas celulares pero, una vez en el interior de la célula, es reducido a cromo trivalente. La concentración de cromo en los eritrocitos podría ser un indicador de la intensidad de la exposición al cromo hexavalente durante la vida de los eritrocitos, pero ello no se aplica al cromo trivalente.
Todavía no se ha evaluado la utilidad del control del cromo en orina para la estimación del riesgo para la salud.
viernes, 28 de diciembre de 2012
Cadmio (III)
Los niveles normales de cadmio en sangre y en orina suelen ser inferiores a 0,5 g/100 mlya2 g/g de creatinina, respecti- vamente. Son más elevados en fumadores que en no fumadores. En los trabajadores expuestos crónicamente, el riesgo de afectación renal es despreciable siempre que los niveles urinarios no superen los 10 g/g de creatinina. Debe evitarse toda acumula- ción de cadmio que pudiera dar lugar a una excreción urinaria superior a dicha cifra. Sin embargo, algunos datos indican que ciertos marcadores renales (cuyo significado en cuanto a la salud todavía es desconocido) pueden alterarse con valores urinarios de cadmio entre 3 y 5 g/g de creatinina, por lo que parece razonable proponer un valor límite biológico inferior a 5 g/g de creatinina. Para la sangre se ha propuesto un límite biológico de 0,5 g/100 ml en caso de exposición prolongada. Es posible, no obstante, que, en el caso de la población general expuesta al cadmio a través de los alimentos o el tabaco, o bien en el caso de los ancianos, que normalmente sufren un declinar de la función renal, el nivel crítico en la corteza renal sea menor.
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