Por el contrario, la dosis se refiere al depósito o absorción de un agente por unidad de tiempo. La dosis o ingesta diaria de un agente puede estimarse combinando los datos de las mediciones ambientales con hipótesis tipificadas sobre otros factores, como la frecuencia respiratoria o la penetración dérmica. Otra alternativa consiste en estimar la dosis basándose en los datos del control biológico. Lo ideal es medir la dosis en el órgano diana de interés.
Los factores más importantes en la evaluación de la exposición son:
1. Identificación de los agentes relevantes.
2. Determinación de su presencia y de sus concentraciones en los medios ambientales oportunos (p. ej., atmósfera, superfi- cies de contacto).
3. Evaluación de las vías probables de entrada (inhalación, absorción por la piel, ingestión), la evolución de la exposición con el tiempo (variación diaria) y la duración acumulada de la exposición expresada en semanas, meses o años.
4. Evaluación de la eficacia de los controles técnicos y perso- nales (p. ej., uso de prendas de protección y respiradores que pueden reducir las exposiciones) y, por último.
5. Características personales y otras consideraciones que pueden modular las concentraciones en el órgano diana.
Estas consideraciones incluyen el nivel de actividad física en el trabajo y el estado de salud previo de los trabajadores. La aten- ción a la evaluación de la exposición a agentes que persisten en el medio ambiente o que tienden a acumularse en el organismo
(p. ej., ciertos metales, radionúclidos o compuestos orgánicos estables) debe recibir una atención especial. Las concentraciones de estos materiales en el organismo pueden aumentar de manera perniciosa incluso con concentraciones ambientales aparentemente bajas.
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