“La deficiencia es un concepto médico, que hace referencia a una disminución de las funciones orgánicas o corporales. La incapacidad es un concepto jurídico, que remite a una limita- ción del rendimiento específico para determinadas tareas. El síndrome de incapacidad crónica es el estado en que se encuentran las personas que, estando en condiciones de trabajar, optan por permanecer en incapacidad. A menudo, la incapacidad es el resultado de una lesión menor que, no obstante, se complica con la inaptitud para afrontar otros problemas vitales. El síndrome se caracteriza por una baja laboral como mínimo de seis meses; la presentación de una reclamación de indemnización por incapacidad y el cobro de una indemnización; quejas por parte del paciente desproporcionadas a los hallazgos objetivos, falta de motivación para la recuperación y una actitud negativa ante la reincorporación al trabajo.” (Aronoff y cols. 1987).
Von Allen y Ramaciotti (1993) han analizado el proceso que lleva al dolor lumbar crónico en las personas afectadas, adscritas
a diferentes trabajos. La complejidad del problema se hace aún mas evidente durante una recesión económica, en la que se produce mayor movilidad funcional y las perspectivas de volver a un puesto de trabajo menos agotador se limitan progresivamente.
El síndrome de incapacidad crónica se suele asociar al dolor crónico. Se ha estimado, sobre la base de los datos recogidos en
1983 en Estados Unidos, que entre 75 y 80 millones de norte- americanos padecen dolor crónico que produce unos costes anuales de entre 60.000 y 65.000 millones de dólares. De esta cifra, unos 31 millones sufren dolores lumbares, y las dos terceras partes, aproximadamente, manifiestan experimentar limitaciones de su actividad social y laboral. El dolor crónico deja de tener una función de adaptación, para convertirse en la enfermedad misma (Aronoff y cols. 1987).
No todas las personas que sufren dolor crónico están incapaci- tadas; de hecho, muchas pueden volver a la actividad después de ser tratadas en centros específicos que siguen un enfoque multi- disciplinario y atienden a los aspectos psicosociales del caso. El éxito de estos tratamientos está en función del nivel de estudios, la edad (pues, lógicamente, los trabajadores de mayor edad tienen más dificultades que los más jóvenes para superar los tras- tornos mecánicos) y la duración de la baja laboral (Aronoff y cols. 1987).
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