El trabajo de Derek Viner (1991) sobre la importancia de las fuentes de energía como peligros potenciales en todos los lugares de trabajo significó la definición de la mitad de la ecuación de los accidentes. En conjunción con el trabajo de Viner, la aportación del Dr. Eric Wigglesworth (1972) al identificar el error humano, elemento crucial de la gestión de las actividades de seguridad en los centros de trabajo, completa su definición. Benner (1985) demostró, estudiando los métodos de investigación de accidentes, que el enfoque más productivo de la gestión de la salud y seguridad de los trabajadores consiste en prestar la máxima atención al proceso de cada episodio lesivo.
La Figura 18.5 muestra la sucesión de hechos que acaba en lesiones, daños y pérdidas, tal como la expone Wigglesworth. Realza el papel del error humano no culpable, así como el elemento esencial de la pérdida de contención de energía y el potencial de lesiones cuando ocurre esto.
Las consecuencias del modelo de gestión se hacen patentes cuando se tienen en cuenta, en la planificación de los procesos de trabajo, las actuaciones comportamentales que influyen en esos procesos, sobre todo cuando se otorga al diseño un lugar destacado como mecanismo iniciador para el desarrollo del equipo y de los procesos. Cuando la planificación tiene en cuenta tanto el diseño de la instalación y del equipo como los factores humanos que influyen en la actividad, pueden implantarse mecanismos de coordinación y control que aseguren la contención de los peligros identificados.
Puede utilizarse un modelo para ilustrar la importancia de la interacción entre el trabajador, el equipo, las herramientas y máquinas empleadas para llevar a cabo los objetivos de la tarea y el ambiente en el que tiene lugar la actividad. El modelo pone de relieve la necesidad de prestar atención a los factores de los tres elementos que pueden contribuir a que se produzcan hechos perjudiciales. En el ambiente del lugar de trabajo, que engloba, entre otros, los componentes térmico, acústico y lumínico, el trabajador interactúa con las herramientas y el equipo necesario para realizar el trabajo (véase la Figura 18.6).
La Figura 18.5 muestra la sucesión de hechos que acaba en lesiones, daños y pérdidas, tal como la expone Wigglesworth. Realza el papel del error humano no culpable, así como el elemento esencial de la pérdida de contención de energía y el potencial de lesiones cuando ocurre esto.
Las consecuencias del modelo de gestión se hacen patentes cuando se tienen en cuenta, en la planificación de los procesos de trabajo, las actuaciones comportamentales que influyen en esos procesos, sobre todo cuando se otorga al diseño un lugar destacado como mecanismo iniciador para el desarrollo del equipo y de los procesos. Cuando la planificación tiene en cuenta tanto el diseño de la instalación y del equipo como los factores humanos que influyen en la actividad, pueden implantarse mecanismos de coordinación y control que aseguren la contención de los peligros identificados.
Puede utilizarse un modelo para ilustrar la importancia de la interacción entre el trabajador, el equipo, las herramientas y máquinas empleadas para llevar a cabo los objetivos de la tarea y el ambiente en el que tiene lugar la actividad. El modelo pone de relieve la necesidad de prestar atención a los factores de los tres elementos que pueden contribuir a que se produzcan hechos perjudiciales. En el ambiente del lugar de trabajo, que engloba, entre otros, los componentes térmico, acústico y lumínico, el trabajador interactúa con las herramientas y el equipo necesario para realizar el trabajo (véase la Figura 18.6).
No hay comentarios:
Publicar un comentario