Los investigadores deben tener el mismo cuidado con la información que facilitan a los participantes. Deben realizar una descripción general y neutral del objetivo del estudio, pero que al mismo tiempo resulte convincente y persuasiva. Es importante que los participantes comprendan todos los aspectos relacionados con la confidencialidad de la información y el interés del estudio para la salud pública, evitando al mismo tiempo la jerga médica. En la mayoría de los casos, no se considera adecuado recurrir a incentivos económicos o de otra índole, aunque deben cubrirse todos los gastos que puedan tener los participantes. Por último, aunque no menos importante, la población general debe tener conocimientos científicos suficientes para comprender la importancia de la investigación. Cuando el estudio exija rellenar algún cuestionario u obtener muestras biológicas para su conser- vación o análisis, los investigadores tendrán que explicar a todos los participantes los beneficios y los riesgos de su participación en el estudio. Nunca se debe recurrir a la coacción para obtener un consentimiento informado. Cuando los estudios se basan exclusivamente en registros, los investigadores deben conseguir la aprobación previa de los organismos responsables de garan- tizar la confidencialidad de dichos registros. En tales casos, normalmente se evita solicitar el consentimiento informado a todos y cada uno de los participantes, siendo suficiente con la aprobación del sindicato o de las autoridades competentes. Las investigaciones epidemiológicas no constituyen una amenaza para la vida privada de las personas, sino una ayuda potencial para mejorar la salud de la población. Antes de realizar un estudio, éste tendrá que ser aprobado por un consejo de revisión institucional (o un comité de ética), para lo cual deberá ajustarse a casi todo lo que se ha comentado en los apartados precedentes.
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