El curso sometido a evaluación es un programa de formación sobre residuos peligrosos y emergencias químicas, con una dura- ción de cuatro o cinco días. Se imparte a trabajadores de seis sindicatos y a un número más reducido de directivos de algunas de las fábricas representadas por los sindicatos, eligiéndose como candidatos a los que están expuestos a liberaciones importantes de sustancias tóxicas o trabajan con residuos peligrosos. Cada clase tiene un máximo de 24 alumnos, con el fin de promover el diálogo. El Centro alienta a los sindicatos locales para que envíen al curso a tres o cuatro trabajadores de cada centro, ya que es más probable que la actuación de un grupo sea más eficaz que la de una persona sola en la reducción de los peligros, una vez de vuelta al centro de trabajo.
El programa ha establecido unos objetivos interrelacionados a largo y a corto plazo:
A largo plazo: convertir a los trabajadores en participantes activos en la determinación y el perfeccionamiento de las condiciones de salud y seguridad.
Con carácter inmediato: ofrecer a los alumnos las herramientas pertinentes, las destrezas de resolución de problemas y la confianza necesaria para utilizar dichas herramientas (McQuiston y cols. 1994).
Al establecer estos objetivos, en vez de centrarse en la memorización de la información, el programa adopta un enfoque formativo inspirado en el “proceso”, de modo que “se establezca la autoconfianza necesaria para saber cuándo hace falta información adicional, dónde encontrarla y cómo interpretarla y utilizarla” (McQuiston y cols. 1994).
La formación es teórica y práctica. Los métodos didácticos favorecen las actividades de resolución de problemas en pequeño grupos, con participación activa de los trabajadores. Durante el curso se desarrolla además un proceso participativo en el que actúan expertos en salud y seguridad, personal del programa y consultores, los cuales evalúan el curso y recomiendan, en su caso, modificaciones del programa, de los materiales y de los métodos, basándose en amplias conversaciones mantenidas con los alumnos. Esta evaluación formativa constituye un aspecto importante en el proceso de evaluación que tiene lugar durante el programa y no al final del mismo.
Durante el curso se entrega a los participantes un conjunto de documentos de consulta sobre materiales peligrosos. Los alumnos elaboran además un “gráfico de riesgos” para utilizarlo durante el curso al evaluar los peligros y los programas de salud y seguridad de sus fábricas. Estos gráficos constituyen la base de los planes de acción que sirven para enlazar lo aprendido en el curso con lo que se considera necesario al volver al lugar de trabajo.
El programa ha establecido unos objetivos interrelacionados a largo y a corto plazo:
A largo plazo: convertir a los trabajadores en participantes activos en la determinación y el perfeccionamiento de las condiciones de salud y seguridad.
Con carácter inmediato: ofrecer a los alumnos las herramientas pertinentes, las destrezas de resolución de problemas y la confianza necesaria para utilizar dichas herramientas (McQuiston y cols. 1994).
Al establecer estos objetivos, en vez de centrarse en la memorización de la información, el programa adopta un enfoque formativo inspirado en el “proceso”, de modo que “se establezca la autoconfianza necesaria para saber cuándo hace falta información adicional, dónde encontrarla y cómo interpretarla y utilizarla” (McQuiston y cols. 1994).
La formación es teórica y práctica. Los métodos didácticos favorecen las actividades de resolución de problemas en pequeño grupos, con participación activa de los trabajadores. Durante el curso se desarrolla además un proceso participativo en el que actúan expertos en salud y seguridad, personal del programa y consultores, los cuales evalúan el curso y recomiendan, en su caso, modificaciones del programa, de los materiales y de los métodos, basándose en amplias conversaciones mantenidas con los alumnos. Esta evaluación formativa constituye un aspecto importante en el proceso de evaluación que tiene lugar durante el programa y no al final del mismo.
Durante el curso se entrega a los participantes un conjunto de documentos de consulta sobre materiales peligrosos. Los alumnos elaboran además un “gráfico de riesgos” para utilizarlo durante el curso al evaluar los peligros y los programas de salud y seguridad de sus fábricas. Estos gráficos constituyen la base de los planes de acción que sirven para enlazar lo aprendido en el curso con lo que se considera necesario al volver al lugar de trabajo.
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