La responsabilidad sobre los productos es la que tiene el vendedor con objeto de evitar que los productos que vende resulten dañinos a lo largo de su ciclo vital de utilización y eliminación. Incluye la responsabilidad de garantizar que la empresa que compra el producto químico al vendedor no lo utilice de forma peligrosa; al menos una empresa de Estados Unidos, Dow Chemical, aplica desde hace tiempo la política de evitar la venta de sus productos a clientes inadecuados. En 1992, las empresas integrantes de la Chemical Manufacturers Association de Estados Unidos adoptaron un código que contempla la suspensión de las ventas a clientes que no corrijan “prácticas inadecuadas” al utilizar las sustancias químicas que venden.
Muchos ejemplos avalan la necesidad de que los fabricantes de pesticidas asuman su responsabilidad sobre el producto. El reenvasado de pesticidas en recipientes de alimentos y la utiliza- ción de bidones de pesticidas para almacenar agua son causa de un gran número de muertes y enfermedades. La utilización y el almacenamiento de pesticidas y sus recipientes por parte de pequeños agricultores refleja una falta generalizada de forma- ción que los fabricantes podrían impartir.
En el valle de Costanza de la República Dominicana, la defo- liación provocada por el uso excesivo de pesticidas ha hecho que llamen a la zona el “Valle de la Muerte”. Al aumentar la atención prestada a este caso por los medios de comunicación, Ciba-Geigy, una importante EMN del sector químico, puso en marcha un programa de formación para pequeños agricultores
en el que se impartían nociones de agronomía, gestión integrada de plagas y seguridad, y se admitía que la utilización de pesti- cidas en el valle debía reducirse. La prensa económica indicó que la respuesta de la comunidad local al esfuerzo de Ciba para
“demostrar los beneficios económicos y sociales de un mercado sostenible” era alentadora. Esta empresa aplica programas semejantes para pequeños agricultores en Colombia, Filipinas, Indonesia, Pakistán, Mali, Mozambique y Nigeria. La Pesticide Action Network se muestra escéptica hacia la interpretación que hacen las empresas de una “gestión integrada de las plagas”, pues subrayan la “mejor combinación” de pesticidas en lugar de formar a las personas en técnicas basadas en el empleo de estas sustancias sólo como último recurso.
Un aspecto importante de la responsabilidad sobre el producto es la educación de los trabajadores y del público en general mediante la difusión de etiquetas de advertencia, folletos
y programas de formación de los usuarios. En el caso de ciertos productos y recipientes peligrosos, dicha responsabilidad conlleva la recuperación de materiales que, de otro modo, podrían ser utilizados inadecuadamente por los clientes o elimi- nados como residuos peligrosos.
En los tribunales de Estados Unidos, la responsabilidad sobre el producto se asume con un grado de compromiso muy elevado debido a que se exigen responsabilidades por los daños que puedan causar los productos peligrosos y por la contaminación. Personas perjudicadas por productos cuyos peligros no siempre se especificaban en las advertencias de los fabricantes han reci- bido indemnizaciones considerables por pérdidas económicas, lesiones y daños morales y, en algunos casos, daños punitivos adicionales. Los fabricantes han preferido retirar del mercado de Estados Unidos productos que podían causar anomalías de la función reproductora, comprobado en los experimentos reali- zados con animales, a arriesgarse a pagar cifras astronómicas en pleitos interpuestos por defectos de nacimiento en los hijos de los trabajadores en contacto con el agente tóxico. En ocasiones, las mismas empresas comercializaron esos mismos productos en otros países en los que la responsabilidad sobre el producto no es importante.
Por tanto, la responsabilidad y la regulación han obligado a los fabricantes de algunos países a desarrollar procesos y productos menos tóxicos. Ahora bien, en ausencia de esos factores y de una sensibilización del público en general, existe la posibilidad de que las tecnologías más peligrosas y atrasadas sigan siendo económicamente competitivas, e incluso es posible mantener un mercado de tecnologías anticuadas que pueden explotarse en numerosos países. Así, a pesar de los avances obtenidos por las EMN en el desarrollo de “tecnologías limpias”, no es previsible que éstas se difundan en breve a Africa, Asia, América Latina y Europa central y oriental. Es muy posible que algunas de las industrias de reciente creación en estas regiones recurran a equipos usados de importación. Esta transferencia plantea un desafío ético a las EMN propietarias de equipos que están sustituyéndose en Europa y América del Norte.
Muchos ejemplos avalan la necesidad de que los fabricantes de pesticidas asuman su responsabilidad sobre el producto. El reenvasado de pesticidas en recipientes de alimentos y la utiliza- ción de bidones de pesticidas para almacenar agua son causa de un gran número de muertes y enfermedades. La utilización y el almacenamiento de pesticidas y sus recipientes por parte de pequeños agricultores refleja una falta generalizada de forma- ción que los fabricantes podrían impartir.
En el valle de Costanza de la República Dominicana, la defo- liación provocada por el uso excesivo de pesticidas ha hecho que llamen a la zona el “Valle de la Muerte”. Al aumentar la atención prestada a este caso por los medios de comunicación, Ciba-Geigy, una importante EMN del sector químico, puso en marcha un programa de formación para pequeños agricultores
en el que se impartían nociones de agronomía, gestión integrada de plagas y seguridad, y se admitía que la utilización de pesti- cidas en el valle debía reducirse. La prensa económica indicó que la respuesta de la comunidad local al esfuerzo de Ciba para
“demostrar los beneficios económicos y sociales de un mercado sostenible” era alentadora. Esta empresa aplica programas semejantes para pequeños agricultores en Colombia, Filipinas, Indonesia, Pakistán, Mali, Mozambique y Nigeria. La Pesticide Action Network se muestra escéptica hacia la interpretación que hacen las empresas de una “gestión integrada de las plagas”, pues subrayan la “mejor combinación” de pesticidas en lugar de formar a las personas en técnicas basadas en el empleo de estas sustancias sólo como último recurso.
Un aspecto importante de la responsabilidad sobre el producto es la educación de los trabajadores y del público en general mediante la difusión de etiquetas de advertencia, folletos
y programas de formación de los usuarios. En el caso de ciertos productos y recipientes peligrosos, dicha responsabilidad conlleva la recuperación de materiales que, de otro modo, podrían ser utilizados inadecuadamente por los clientes o elimi- nados como residuos peligrosos.
En los tribunales de Estados Unidos, la responsabilidad sobre el producto se asume con un grado de compromiso muy elevado debido a que se exigen responsabilidades por los daños que puedan causar los productos peligrosos y por la contaminación. Personas perjudicadas por productos cuyos peligros no siempre se especificaban en las advertencias de los fabricantes han reci- bido indemnizaciones considerables por pérdidas económicas, lesiones y daños morales y, en algunos casos, daños punitivos adicionales. Los fabricantes han preferido retirar del mercado de Estados Unidos productos que podían causar anomalías de la función reproductora, comprobado en los experimentos reali- zados con animales, a arriesgarse a pagar cifras astronómicas en pleitos interpuestos por defectos de nacimiento en los hijos de los trabajadores en contacto con el agente tóxico. En ocasiones, las mismas empresas comercializaron esos mismos productos en otros países en los que la responsabilidad sobre el producto no es importante.
Por tanto, la responsabilidad y la regulación han obligado a los fabricantes de algunos países a desarrollar procesos y productos menos tóxicos. Ahora bien, en ausencia de esos factores y de una sensibilización del público en general, existe la posibilidad de que las tecnologías más peligrosas y atrasadas sigan siendo económicamente competitivas, e incluso es posible mantener un mercado de tecnologías anticuadas que pueden explotarse en numerosos países. Así, a pesar de los avances obtenidos por las EMN en el desarrollo de “tecnologías limpias”, no es previsible que éstas se difundan en breve a Africa, Asia, América Latina y Europa central y oriental. Es muy posible que algunas de las industrias de reciente creación en estas regiones recurran a equipos usados de importación. Esta transferencia plantea un desafío ético a las EMN propietarias de equipos que están sustituyéndose en Europa y América del Norte.
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